Quizás
Mikel Lejarza
¿Pueden pensar la máquinas?
Crónica levantisca
Santiago Abascal ha anunciado la presentación de una moción de censura contra Pedro Sánchez, es la segunda vez en nuestra historia reciente que quien se propone como presidente alternativo no es el líder de la oposición, sino el de la tercera fuerza en el Congreso. Pablo Iglesias lo hizo a mediados de junio de 2017, pocos días antes de que Pedro Sánchez revalidase su victoria en las elecciones primarias en un congreso federal. Aquella fue una de las piruetas de Iglesias para sustituir al PSOE como principal partido de la izquierda, pero también erró porque las formaciones que lideran los brazos del arco parlamentario deben participar también de la simpatía del centro, y ni Podemos ni Vox jamás cultivarán esta virtud.
Las recientes elecciones al Parlamento gallego pueden estar mostrando un regreso al bipartidismo imperfecto de donde veníamos, de ahí las prisas de Vox por complicar la estrategia del PP de Pablo Casado. Sin embargo, a éste le bastará con repetir el sentido del voto del PSOE en la moción de Iglesias contra Rajoy: una abstención. En menos de 24 horas, el país se había olvidado de la sesión que Iglesias se auto regaló en el Congreso y con la de Santiago Abascal ocurrirá lo mismo.
En demasiadas ocasiones se pone como ejemplo de moción de censura exitosa la de Felipe González a Adolfo Suárez, porque el entonces líder de la oposición perdió la votación, pero desplegó ante el país sus aptitudes para ser presidente del Gobierno, lo que conseguiría en las siguientes elecciones generales.
Los momentos son, sin embargo, muy diferentes. Suárez era un líder muy cuestionado dentro de su partido y González era una figura emergente, lo que no ocurre ni con Pedro Sánchez ni con Abascal, de modo respectivo.
Lo importante fue lo que Sánchez subrayó en el debate del miércoles, que la legislatura se agotará, no habrá elecciones generales hasta 2023. Una vez logrado el acuerdo de transferencias en la Unión Europea, el Gobierno intentará aprobar los Presupuestos Generales con el apoyo de Ciudadanos, y es muy posible que lo consiga, porque la condicionalidad impuesta por Bruselas obligar a aparcar muchos de los compromisos del PSOE con Podemos.
Ciudadanos ensaya una nueva estrategia, toda vez que la alianza con el PP y Vox supuso casi su desaparición en las pasadas elecciones. El PP también debe retomar su propio camino y olvidarse, soslayar, las piruetas de Santiago Abascal.
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