¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
¿Dónde está la ultraderecha?
A la sombra ?de los olmos
Hace unos días conocimos la noticia que informaba de la decisión de Anabel Montes, una profesional que ha estado trabajando durante varios años en labores de rescate de migrantes en alta mar, que abandona esta tarea por haber llegado al límite.
Anabel paso a ser la responsable de búsqueda y rescate del buque Geo Barents de Médicos sin Fronteras y ha asistido a numerosas situaciones en las que ha habido éxito en el rescate de personas y otras muchas en las que (por el contrario) el mar acabó con la vida de otras muchas (niños y niñas incluidas).
En sus redes sociales, Anabel denunció literalmente “me han insultado, deseado ir a la cárcel, que me violasen y que me ahogara, más allá de lo humanamente tolerable… Acabé con depresión y síndrome de estrés post-traumático.”
Puede parecer increíble, pero es cierto que hay personas que son capaces de amenazar e insultar a héroes y heroínas como Anabel inyectando odio en dichos insultos y ataques y siendo insensibles al enorme drama humano que hay detrás de cada persona y cada familia que decide emigrar jugándose la vida para encontrar un futuro que les permita una subsistencia digna.
Y parece increíble pero es cierto que hay personas, además, insensibles con aquellos que se juegan la vida para rescatar a quienes emigran y corren el riesgo de morir en el intento. Riesgo que demasiadas veces se traduce en perder la vida devorados por las olas de un mar implacable a pesar de los intentos de rescate por parte de quienes como Anabel hacen esta labor humanitaria.
Los dramas de los migrantes suceden cada día de manera imparable en muchos lugares del mundo. En Europa, por la situación que se vive en muchos países del continente africano que hace que decenas de miles de personas huyan de su tierra hacia nuestro continente. En América, sobre todo desde algunos países hacia EEUU; ahora está de actualidad el masivo intento de entrada de población mexicana al territorio estadounidense.
Es la historia de siempre: miseria, pobreza y persecuciones políticas empujan a las personas a huir hacia un futuro digno. En este contexto, mafias y gente sin alma se aprovechan de estas dramáticas situaciones. La historia de Anabel Montes produce la necesidad de ser solidarios con ella y, también, de reflexionar sobre todo lo que implica el drama de los migrantes. ¿Para qué?, para tratar de cambiar este mundo cada uno con su granito de arena.
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