Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
El balcón
La pelea tabernaria en el Parlamento Europeo entre Manfred Weber y Pedro Sánchez es insólita. Ha habido en los plenos broncas legendarias, protagonizadas por Ian Paisley o Jean Marie Le Pen, pero han sido episodios marginales. Lo escandaloso del miércoles es la reyerta entre el líder de la primera fuerza política y el presidente de turno del Consejo. El uno pretende ser de centro, pero ha derechizado al PPE, y el segundo presume de europeísta, pero usa el nazismo contra un partido democrático. Muy mal los dos.
En su última intervención, Sánchez aludió al callejero franquista recuperado por las derechas nacionales y lo comparó con el III Reich alemán. Aurora Mínguez, corresponsal de RTVE en Alemania muchos años, recordó en X que todavía hay una avenida dedicada a la España de Franco en Berlín. Esa Spanische Allee tiene una historia. Fue inaugurada por el propio Hitler en persona el 6 de junio de 1939, en honor de la Legión Cóndor, que dos años antes había bombardeado Guernica. A la ceremonia asistieron los generales Queipo de Llano y Yagüe. En varias ocasiones ha habido iniciativas de partidos de izquierdas para eliminar su denominación, sin éxito por el voto en contra entre otros de los democristianos de la CDU.
Weber es un socio conservador de la CDU, la Unión Socialcristiana bávara. Se postuló para presidir la Comisión Europea, pero Merkel puso a su candidata, Von der Leyen. Así que une a su propia frustración de entonces la de Núñez Feijóo ahora por no haber llegado a la Moncloa. Y en Estrasburgo cometió la imprudencia de atacar con cuestiones de política interior a un primer ministro que daba cuenta de una presidencia rotatoria. En su afán de acosar a Sánchez, lo comparó con los ultraderechistas polacos de Ley y Justicia que acaban de perder el poder. El altercado deteriora la imagen de España.
A Sánchez no se le ha pasado el enfado y desde Bruselas le envió ayer otra andanada: “El problema de flirtear con la ultraderecha es que acabas pensando como ella”. Weber ha convertido al grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, donde está Vox, en una filial asociada del PPE. Los gobiernos nacionales de Suecia, Finlandia o Italia, además de cinco regionales y 130 ayuntamientos en España, son acuerdos del PPE con estos ultraderechistas. Manfred Weber sostiene en sus declaraciones que la gran lección de Alemania es que el sistema político se construye en el centro. El no predica con el ejemplo. Y Sánchez tampoco. Los dos son de la quinta de 1972: esta enemistad durará.
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