La colmena
Magdalena Trillo
Noah
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ME acuerdo yo de cuando La Ribera era una de las avenidas de Córdoba con más tráfico y más jaleo, que para ir a la mayoría de los sitios había que pasar por allí. Sobre todo después de que hicieran el Puente Nuevo, que, por decirlo de algún modo, era como la circunvalación más grande que teníamos.
Me acuerdo de esto de la Ribera porque le van a cortar otro carril, que si ya tenía pocos, pues menos va a tener, que sólo la van a poder utilizar quien tenga cochera por allí o los que vivan, y poco más, que cuando los del Ayuntamiento se ponen serios con estas cosas son tela marinera, que no son fáciles de convencer. Yo con la Ribera siempre he tenido mis más y mis menos, porque es una de las zonas más bonitas de Córdoba, pero creo que nunca se ha terminado de aprovechar, y eso que allí tenemos un Puente Romano y una Calahorra que quitan el sentido, que anda que los turistas no sacan fotografías de allí. Ahora parece que le quieren poner cosas nuevas, que el Palacio del Sur y un museo nuevo los quieren construir en la otra orilla, y que parece que pueden dar otra imagen al río. Yo antes iba mucho por ahí, que cuando llega el verano se está la mar de bien, que se quiera o no el río hace que tengas menos calor y por las noches se está de maravilla, que yo comprendo que muchas familias se vayan allí a hacer los peroles, que a falta de pan buenas son tortas.
Sobre todo iba por allí cuando un amigo nuestro tenía una tabernita en la misma Plaza del Potro, que vendía los botellines más fresquitos que yo me he bebido en mi vida, una gloria bendita. Este hombre, menuda cabeza la mía, no me acuerdo del nombre, puso el bar de mayor, y es que él fue durante muchos años el socorrista de la Ribera. Yo apenas viví aquello, que fuera un par de veces, o poco más, y muy pequeño, pero nos contaba que antes el río por allí, cerca de la noria, era la playa de los cordobeses, que daba gusto estar allí, y que el agua estaba tan limpia que la podías beber sin problemas, que no te podía pasar nada malo. Tenía colgadas fotografías de aquella época en las paredes y la verdad es que parecía que no exageraba, que era la mar de bonita. Y también había recortes de periódicos en donde se contaba a toda la gente que había salvado mi amigo, que pasaban de los doscientos, que no es moco de pavo el asunto, me parece a mí. Anda que no pasé yo horas allí escuchando lo bien que lo pasaban los cordobeses en la Ribera. Y lo escuchaba con envidia, que me encantaría que volviera a pasar, que es una zona muy bonita y muy nuestra y yo creo que la tenemos que recuperar.
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