Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
Crónica levantisca
Susana Díaz (SD) debe dimitir como secretaria general del PSOE de Andalucía para poner fin a un calvario personal y a una decadencia política que se ha negado a aceptar con la invención de una realidad en la que ella era admirada, casi con devoción, por los afiliados socialistas y los votantes andaluces. Lo más sorprendente de Susana Díaz ha sido la falta de conocimiento de su propia organización. Juan Espadas le ha ganado por 17 puntos de ventaja, una diferencia aún mayor que la que le sacó Pedro Sánchez. En la provincia de Sevilla, la que se suponía más susanista, la diferencia ha sido de 13 puntos, y en las ciudades de Jaén y de Cádiz, Luis Ángel Hierro obtuvo más votos que ella. Ha sido una derrota sin consuelo, una humillación a la que se ha expuesto a pesar de que Pedro Sánchez, Quico Toscano y, por último, José Luis Ábalos intentaron hacerle recapacitar una vez que perdió la Junta de Andalucía.
No han sido ellos quienes más daño han hecho a la ex presidenta de la Junta, sino su círculo de aduladores. Hay quien ha estado con ella hasta el final por lealtad, aun sabiendo que iba a perder, y quienes eran presos de unas ensoñaciones malsanas.
Tras su tercera derrota en las urnas, Díaz tuvo que anunciar el domingo que no volverá a competir por ser la secretaria general del PSOE, pero debe marcharse ahora, tiene que dejar todo el espacio a Juan Espadas, él es el candidato a la Presidencia de la Junta, pero se ha ganado el liderazgo del partido. Esto es algo que buscaban algunos de los críticos desde el principio, no deseaban un apaño con Díaz, sino unas primarias que sirviesen de legitimación del candidato y de plataforma de lanzamiento. Lo han conseguido.
Quedarse aferrada al puesto para tratar de condicionar el congreso federal y el regional sería profundizar en el bochorno.
Susana Díaz pudo redirigir su carrera política después de diciembre de 2018, cuando perdió la Junta, pero ahora tiene hasta complicado seguir en la vida pública. Ha quemado todos los puentes, Espadas no la va a mandar a la última fila de la bancada socialista, que es lo que ella hizo con Mario Jiménez, ni tendrá que emigrar a Uruguay, como otros, pero tiene un difícil encaje en el grupo socialista del Parlamento. En su caso, y por ser ex presidenta, tiene un puesto vitalicio en el Consejo Consultivo de Andalucía, pero también podría mantenerse en política con un destino discreto donde pudiera madurar sobre lo sucedido.
También te puede interesar
Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
La ciudad y los días
Carlos Colón
Siempre nos quedará París
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
Memoria de Auschwitz
La colmena
Magdalena Trillo
Gracias, Errejón