El SOS de El Patriarca

La afluencia de ciudadanos a los espacios naturales de nuestra provincia ha aumentado mucho en los últimos meses, de forma que es habitual ver a grupos de personas en el campo incluso los días entre semana, sobre todo por las tardes. En Córdoba capital, sábados, domingos y festivos, lugares como Los Villares y El Patriarca son una verdadera feria de peroles y música, mientras que este último parque, además, se ha convertido en un botellódromo. Las decenas de botellas de alcohol, vasos y bolsas abandonadas allí, en el interior de esta joya natural, dan fe de ello. Al saber que no hay vigilancia, los jóvenes se introducen en El Patriarca para no ser vistos y evitar las sanciones que podrían tener si beben alcohol en la calle.

La pandemia del coronavirus nos ha obligado a cambiar nuestros hábitos y a hacer más vida al aire libre. Unos aprovechan esta situación para disfrutar y descubrir nuestro medio natural desde el respeto, paseando, haciendo senderismo o practicando deportes como el ciclismo. Otros, en cambio, optan por los peroles y barbacoas con familia o amigos, algo que no está mal siempre y cuando recojan después los residuos que han generado y no causen daño al entorno. El problema viene precisamente cuando muchos de estos grupos dejan el campo hecho una pocilga, como ocurre en El Patriarca.

La basura se extiende cada fin de semana y cada vez se adentra más en el corazón de este espacio natural único que está lanzando un SOS ante los comportamientos incívicos de muchos ciudadanos y la inacción del Ayuntamiento, que es el propietario del terreno. Parte de la ciudadanía -como quienes se organizan en patrullas para recoger los residuos que otros dejan- y algunos colectivos como Ecologistas en Acción han dado la voz de alarma ante la suciedad que se está acumulando en estas zonas naturales.

En el caso de El Patriarca, una vez más, toca mover ficha a nuestros políticos. Es urgente que haya un plan de limpieza de esta zona, es necesaria la instalación de contenedores en los accesos, vigilancia por parte de la Policía Local y una prohibición de entrada a los vehículos a motor (no es normal que a un sitio como este accedan decenas de coches cada fin de semana). El estado en el que se encuentra es vergonzoso y lamentable; parémoslo antes de que sea demasiado tarde.