J. M. Marqués Perales

El de San telmo no es 'Bambi'

Crónica levantisca

Juan Bravo siempre prefirió el acuerdo presupuestario con Vox, era quien mejor se entendía con los de Abascal

24 de junio 2022 - 01:49

Con 58 escaños, Juanma Moreno ha comenzado a construir su nuevo Gobierno con una poda del anterior. Son causas diferentes, pero desde el congreso nacional del PP de Sevilla se conocía que Moreno prescindiría de Elías Bendodo y Juan Bravo. Su consejero de Presidencia se empeñó en ser el número dos del PP nacional; Moreno logró que fuera el tercero, pero una vez conseguido no aceptó que Bendodo, como quería, compatibilizase eso con su puesto en el Gobierno andaluz. Lo echará de menos, porque él y, paradójicamente, Juan Marín han sido la defensa y ofensiva del primer Ejecutivo del cambio.

Bravo es distinto, fue consejero de Hacienda por accidente del anterior, se lo envió Pablo Casado y, durante esta legislatura, el presidente y Bendodo lo han querido mandar de vuelta a Ceuta, a sustituir a Vivas. Juan Bravo es responsable, en parte, de que no hubiese acuerdo con el PSOE sobre el Presupuesto de 2023. Él prefirió siempre el pacto con Vox y, de modo paralelo, que no hubiese cuentas públicas para adelantar las elecciones. Ha puesto muchas trabas al resto de consejeros, y en campaña se supo que cobraba un extraordinario de su sueldo por su condición de funcionario y de trienios acumulados.

Algunos creen que Juanma Moreno es Bambi, aquel cervatillo de Disney que inspiró la comparación que Alfonso Guerra hizo sobre José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente leonés parecía blandito, pero comía carne cruda para desayunar.

Moreno Bonilla no es fray Escoba, y en su Gobierno y en las dirección del PP andaluz no va a permitir anteriores contrincantes. Lo hará con suavidad, pero matará. Creíamos que el presidente se quedaría con el imprescindible Bravo hasta que terminase de aprobar el Presupuesto que ya ha iniciado, pero Moreno ha adelantado su salida. Núñez Feijóo lo necesita. Es un argumento que, sin ser falso, no explica todo lo sucedido.

Por distintas razones a la de Bravo, saldrá Patricia del Pozo. Ella, o Loles López, puede ser la presidenta del Parlamento; en cualquier caso, ha llegado el turno de la onubense, que ascenderá en lo institucional y dejará su hueco en el PP, sin prisas y a lo Moreno, al cordobés Antonio Repullo. Lo viene diciendo su activa agenda. A un Gobierno con un respaldo de 58 escaños no le va a faltar un perejil. O una guinda, algo más rojo y anaranjado que lo que cabría esperar de un Ejecutivo monocolor.

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