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Alberto Grimaldi
Política decente
Mensaje en la botella
QUE Córdoba está ligada indefectiblemente al turismo es una obviedad. Que como todo destino tiene su temporada alta y baja, también. Por estas tierras calurosas dicen que los meses de menos actividad suelen ser fundamentalmente cuatro, a saber, enero, febrero, julio y agosto. Pues si lo dicen los que viven de esto, así será. Tomando esa afirmación como base, resultaría que ahora, en pleno verano, estaríamos en el período de mayor relajación, pensando tal vez en cómo innovar y preparar los meses de mayor afluencia y, como no, nuestro esplendoroso mayo, ese mismo que nos da una proyección mundial de la que nosotros mismos no somos conscientes en ocasiones.
Sin embargo, algo muy curioso parece que está pasando en esta Córdoba nuestra y que se ha evidenciado en esta última semana. Hemos asistido atónitos a una serie de acontecimientos -todos ligados al turismo- que habrá que ver si marcan un antes y un después en las relaciones entre los actores que algo tienen que ver con esta actividad económica y los políticos. Me refiero, por ejemplo, a la comparecencia del clúster Fides hace unos días, cuyos responsables sorprendieron a más de uno (y de una) con una crítica muy dura a lo que es la política de promoción del Ayuntamiento de la ciudad y, por ende, de la gestión que en esta materia está realizando el cogobierno de PSOE e IU. En síntesis, desde Fides vinieron a decir que hay muchas carencias y escaso acierto en la gestión. Tan sólo unas horas tardó en contestar el responsable municipal de Turismo, Pedro García, quien matizó al clúster que una cosa es escuchar sus propuestas y otra muy distinta decir que sí a todo lo que plantean. ¿Postureo? ¿Interés de las dos partes por marcar distancias al menos de cara a la galería? El tiempo lo dirá.
En el seno del propio empresariado las cosas parece que se ven de distintas formas y mientras Fides señala que son necesarias más plazas hoteleras y establecimientos de alto rango, desde la nueva patronal Aehcor se asegura lo contrario, ya que defienden que en la capital existen 94 establecimientos hoteleros que dan cabida a 7.270 plazas, obteniendo un grado de ocupación anual de 62,53% por habitación. ¿En qué quedamos entonces?
Puestos a seguir, hemos cumplido un capítulo más del ya extinto Consorcio de Turismo de Córdoba, que no liquidado, hasta el punto de que ni siquiera los grupos políticos municipales se ponen de acuerdo en qué hacer con los trabajadores de la entidad, que se encuentran en una situación peculiar. Al final, tiras y aflojas de unos y de otros, informes que dicen una cosa y su contraria, mientras que Córdoba se queda sin ente gestor que de alguna manera marque el papel de la Administración local en materia de acción turística. Todo se queda como está hasta que se cree el nuevo organismo, cuya mesa de diseño -una más en esta ciudad- echó a andar el viernes.
Así las cosas, uno se plantea si la temporada de poca actividad se ciñe exclusivamente a la reducción en el número de turista en estos meses de verano. Porque la sensación que se transmite es que, cierto, estamos en temporada baja, pero de ideas.
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