Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
La otra orilla
ALTA seguridad el próximo 14 de septiembre: más de 400 agentes de la Policía Local velarán por la seguridad durante la celebración del Vía Crucis Magno, el acontecimiento religioso ideado por la Agrupación de Hermandades y Cofradías como colofón al Año de la Fe. Participarán 18 pasos y los costaleros no podrán ir en camiseta de tirantes para guardar la etiqueta durante el evento, pero, oficialmente, poco más se ha dicho de este acto "histórico", tal y como lo considera la organización. Pasan los días y los datos no se concretan: se desconocen el itinerario que seguirá cada hermandad desde su parroquia, cómo quedará el tráfico rodado o desde qué puntos se podrá ver el desfile por la carrera oficial -que transcurre desde la Cruz del Rastro hasta la Mezquita-Catedral- sin necesidad de alquilar una de las 8.000 sillas habilitadas.
El tiempo apremia, agosto es un mes inhábil y septiembre se encuentra a la vuelta de la esquina. Pese a que el Vía Crucis Magno empezó a gestarse poco después de Semana Santa, hubo que esperar a ayer a que se produjera la primera reunión entre los responsables municipales y la Agrupación de Hermandades. El encuentro deja una sensación de improvisación incomprensible para una cita de esta entidad, a la que la organización espera que asistan alrededor de 100.000 personas. No debería quedar, por tanto, ningún cabo suelto.
El interés que suscita el Vía Crucis Magno es innegable más allá del estricto sentido religioso. Desde el punto de vista turístico, permitirá llenar los hoteles en un momento en que, tradicionalmente, Córdoba no es el destino preferido de los turistas por el calor. Y, desde una estricta óptica cofrade, las estampas inéditas -el Remedio de Ánimas a la luz del sol- se mezclarán con imágenes clásicas de la Semana Santa local como el paso de Humildad y Paciencia por Colón.
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