Quizás
Mikel Lejarza
¿Pueden pensar la máquinas?
La colmena
Lo llaman empatía. Es cuando somos capaces de ponernos en el lugar del otro. Como siempre, hay trampas. Lo de la solidaridad afectiva y emocional es mucho más fácil con quien tiene tu mismo color de piel, tu nivel económico y sociocultural, tus inclinaciones políticas o tus creencias religiosas. La distancia, por supuesto, es crucial (las víctimas cotizan más cuanto más se parecen a nosotros) y, por supuesto, nuestra empatía no es igual con el ciudadano extranjero que consigue la residencia en tiempo récord con su Golden Visa (de Barcelona y Madrid pasando por Málaga y Mallorca) que con el pobre migrante que será un número más (potencialmente desestabilizador y delincuente) en cualquier gueto improvisado que el Gobierno quiera instalar al lado de casa.
Papeles para ricos; permisos de residencia exprés por la compra (millonaria) de un inmueble. Es parte del titular con que los medios explican la decisión del Ejecutivo de Sánchez de poner fin a los Visados Dorados aprobados por Rajoy hace más de una década y que han beneficiado a miles de rusos, chinos, saudíes o británicos. Hay mucha letra pequeña pero todo tiene un mismo denominador común: exclusividad. Y muchos riesgos: del blanqueo de capitales a la financiación del terrorismo y la corrupción. En Málaga, en toda la Costa del Sol, hay un efecto mucho más cotidiano: un mercado de la vivienda tensionado, reventado, que se ha convertido en un verdadero infierno para alquilar o comprar.
No conozco a nadie que se declare abiertamente racista o xenófobo. Ni con estos ciudadanos (de primera) ni con quienes llegan por la otra puerta de atrás. Pero si hoy analizamos el rechazo abrumador de miles de granadinos de varios municipios del Cinturón (con gobiernos de izquierdas y de derechas) al proyecto de instalar un centro de acogida en terrenos de la base área de Armilla cuesta decidir con quién ser más empáticos: si con quienes se despiertan un día amenazados (se planea albergar a más de un millar de migrantes de Canarias) o con quienes no anhelan otra cosa que una oportunidad.
Que la Golden Visa pase a mejor vida era cuestión de tiempo; el problema de la migración no tiene fácil solución. Menos aún si no queremos aprender que antes de actuar, siempre, hay que concienciar y explicar. Cada vez más. Es fácil ser solidario, generoso, cuando el problema lo tienen otros. Pero no cerremos los ojos: la realidad de nuestro mundo global es que el dilema lo tenemos todos. Aquí y ahora.
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