
El habitante
Ricardo Vera
Recortarse
Tribuna
Córdoba/Ayer lo vimos felicitándonos la Pascua e impartiendo su bendición, gastando los últimos hilos de su vida. Fiel hasta el final, vivió una Cuaresma y Semana Santa unido a la Cruz del Señor, y el Resucitado se lo ha llevado consigo. Recemos por el eterno descanso de su alma.
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.” A lo largo de dos milenios, 266 hombres, como tú y yo, han escuchado estas palabras de la boca de Jesús. Han dado su vida por la Iglesia, apoyados en Cristo como su fundamento. Durante este tiempo, la Iglesia ha permanecido fiel a su fundador, desafiando todo tipo de retos. Ha sido el faro de muchas civilizaciones y, hoy en día, es quien defiende al hombre de su peor enemigo: el propio hombre.
Francisco llegó a la sede de Pedro siendo mayor y enfermo. Lo dejó todo para embarcarse en su barca. La aventura de tomar el timón de la mayor nave del mundo lo rejuveneció, pero también lo desgastó. Hoy le estamos profundamente agradecidos por su entrega y entereza, por su fe. No fue un Papa estándar, ninguno lo es, pero con su sencillez y cercanía nos guió hacia el amor de Cristo. Pedimos que el Señor le conceda un cielo inmenso y, como manifestación de nuestro cariño, repasamos algunas de sus enseñanzas a modo de decálogo:
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