Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
La esquina
De todas las falacias sobre las que se ha construido el acuerdo de PSOE y Junts para la triunfal investidura de Pedro Sánchez, la más grave es la que sostiene que el pacto se hace por el bien de España y la amnistía se concede por la mejora de la convivencia en Cataluña. La más entendible –curiosamente, de la que menos se habla–, que ha sido la única posibilidad de impedir la llegada al poder de la derecha. La más grosera y demagógica, que, por ser un pacto progresista, quienes se oponen sólo pueden ser los enemigos del progreso, ultras y derechistas reaccionarios, como los vándalos que han cercado las sedes socialistas.
¡Qué más quisiera Sánchez en su designio de polarización política y crispación social! A la amnistía y al acuerdo firmado en Bruselas que la hace posible se oponen muchísimos ciudadanos de izquierdas o independientes, muchos votantes socialistas, las cuatro asociaciones de jueces, las tres de fiscales y el Poder Judicial. La rechazan algunos socialistas más influyentes en la historia de España que los socialistas que ahora la promueven (creo que Felipe González y Alfonso Guerra son de izquierdas, ¿no?) y la mayoría de los constitucionalistas del país.
Vayamos al meollo de la cuestión. ¿Qué tiene de progresista una amnistía que destroza el principio constitucional de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y otorga un trato judicial privilegiado a uno de los firmantes del pacto y todo su entorno? ¿Es de izquierdas cargarse por la vía de los hechos la separación de poderes, básica en el sistema democrático, subordinando a los jueces al criterio de gobernantes y legisladores? ¿Es progresista negociar un régimen fiscal especial para una comunidad autónoma cuyos dirigentes se sublevaron contra la Constitución cometiendo delitos graves? ¿Qué tiene de izquierdas asumir el relato de los independentistas que culpa al Estado español del conflicto catalán desde 2010 a 2017? ¿Es de izquierdas gobernar gracias al bloque completo de los enemigos de la Constitución, a merced de sus chantajes y bajo la vigilancia continua ya anunciada? ¿Es progresista depender de un partido de la derecha xenófoba y supremacista o buscar un mediador internacional como si hubiera dos Estados en guerra? ¿Lo progresista no son más bien los valores de la igualdad, la solidaridad entre personas y territorios y el imperio de la ley democrática?
Estaba claro que Pedro Sánchez lograría su reinvestidura. Que conste que no lo va a conseguir en interés de España, ni en nombre de España ni en un alarde de progresismo.
También te puede interesar
Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
La ciudad y los días
Carlos Colón
Siempre nos quedará París
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
Memoria de Auschwitz
La colmena
Magdalena Trillo
Gracias, Errejón