
La ciudad y los días
Carlos Colón
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La ciudad y los días
El aborto libre y gratuito no representa la conquista de un derecho, sino la constatación de un fracaso que se remedia de una forma brutal porque se da muerte a una vida no nacida. Podría comprenderse que sus partidarios lo aceptaran como una penosa y dolorosa medida transitoria hasta que la educación sexual los redujera al mínimo. Lejos de ello, y según datos del Ministerio de Sanidad, en el año 2023 el número de abortos alcanzó los 103.097 casos, creciendo un 4,8% con respecto al año anterior y alcanzando la cifra más alta de la última década. ¿Qué hay que celebrar?
Entre los pro abortistas y los anti abortistas radicales existe una postura creo que sensata: fomentar la educación sexual y el uso responsable de métodos anticonceptivos y ofrecer alternativas a las mujeres en condiciones de vulnerabilidad que se enfrenten a la decisión de seguir adelante con su embarazo o abortar. Lejos de tratarse de una coacción, lo que se ofrece es una alternativa, una posibilidad, una ayuda que quizás salve una vida humana. Porque de lo que trata es de matar o no al feto. Esto está tan claro que la doble moral y la hipocresía imperantes hacen que en todos los medios se hable de la pérdida de un bebé cuando una famosa sufre un aborto espontáneo o a causa de un accidente, mientras que si el aborto es voluntario hablar de la muerte de un bebé se considera una agresión a los derechos de la mujer. Lo que se hace de forma casi involuntaria es humanizar o deshumanizar al no nacido según su muerte sea natural o accidental o resultado de una decisión.
Por eso me parece una medida positiva, y no coactiva, que el Ayuntamiento de Sevilla haya creado una Oficina de Apoyo a la Maternidad. La oposición lo ha denunciado como “un chiringuito ideológico” contra el derecho al aborto y una concesión del alcalde a Vox. Lo primero es mentira y lo segundo, estúpido. ¿Si Vox dijera que la tierra es redonda habría que hacerse terraplanista? El alcalde lo ha dejado claro: “Cualquier ayuda a la maternidad es poca [en una provincia que sufre un crecimiento negativo desde 2015]. No se pretende convencer a nadie de que no aborte, sino de apoyar a cualquier mujer que quiera seguir con su embarazo”. ¿Es malo ofrecer ayuda? ¿Es coacción dar alternativas? ¿O más bien de lo que se trata es de cegar todas las salidas, menos la del aborto, a las mujeres en situación de vulnerabilidad? Juzgue cada cual.
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