Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
Resulta ahora que desde el Gobierno central, en esa intención de dirigir la vida de quien quiera que se la controlen, nos dicen que tenemos que jugar con las persianas y que nos duchemos en el menor tiempo posible para ahorrar recursos. Eso de jugar con las persianas, para quien no lo sepa y piense que es un nuevo método para combatir el calor, es más antiguo que el hilo negro y que en nuestras casas, cuando no había aire acondicionado, ya se hacía, más que nada por sabiduría popular y por puro raciocinio.
Debe ser que en casa de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, no han tenido problema en su vida para convivir con las altas temperaturas o, peor aún, que ha descubierto la utilidad de las persianas en España. Pero su consejo no es el único, porque el ya nuevo presidente del Parlamento andaluz, Jesús Aguirre, también ha dictado unos consejos, dentro de su gracia particular. Si ya había puesto el listón bien alto con aquello de los culillos de las vacunas, ahora Aguirre nos recomienda que tomemos gazpacho contra el calor, que tiene muchos oligoelementos, sodio y potasio. Vamos, de todo.
Sea como sea, esta ola de calor resulta insoportable y gran parte de España, por no decir que el país entero, está viviendo un verano inusual por aquello de lo extremo de las temperaturas, pero para quien hemos vivido gran parte de nuestras vidas en la zona sur del país, pues no resulta tan difícil de asumir.
Y mientras nos dicen que eso de subir y bajar las persianas para combatir el calor -algo que es de perogrullo para el menos avispado- es lo más de lo más, lo que no paran de subir son los precios. Y es que la inflación sigue desbocada, eso es una realidad mal que le pese a muchos. En Córdoba, la vida ya nos cuesta un 11,2% más cara que hace apenas un año, pero oye, aquí que seguimos aguantando día tras día y haciendo filigranas para poder vivir, porque eso de comprar un cuarto de sandía, no digo ya un melón entero, se ha convertido en una utopía porque los precios están por las nubes.
Además, lejos de que vayan a bajar en los próximos meses, ya no están metiendo el miedo de que lo que se avecina para el otoño va a ser peor, que la cosa está muy mal y es mejor alertar ahora, cuando hace dos meses ya se habían oído voces de alarma y se negaba la mayor. Habrá que estar atentos e intentar seguir la fábula infantil de La cigarra y la hormiga, si es que se puede, porque poco o nada se puede ahorrar.
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Gracias, Errejón