Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Todo lo que era sagrado
Por montera
Ha sido mayor el espectáculo que ha diseñado presidencia del Gobierno para evitar que Begoña Gómez sea retratada por la prensa haciendo el paseíllo hacia el banquillo. Ha provocado más interés que la mujer del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, haya entrado en el interior en un coche oficial con cristales tintados, agachada tapándose la cara, que los veinte coches antidisturbios protegiendo la zona. A pesar de haber entrado por el garaje y emplear a los agentes para prohibir grabaciones, sí, hay alguien que grabó a Begoña Gómez custodiada por seis personas yendo a paso acelerado al objeto de llegar lo antes posible a la sala. Tan infructuoso esfuerzo para que luego el juez haya determinado que la mujer del presidente tenga que regresar el próximo 19 de julio. Hay nervios en el Gobierno cuando acusa al juez Peinado de dejar indefensa a la mujer de presidente y a los medios de que todo es un bulo. Hay nervios en la familia de Begoña desde cuando el presidente se delatara, desencajado, con su famosa carta fake y en haber dejado libre su agenda matinal el día de autos. Hay nervios en el equipo de su defensa liderado por su abogado, Antonio Camacho, ex ministro socialista, por si los jueces trabajan en libertad. Hay nervios en los Sánchez -Gómez, por las declaraciones de ayer en las que el rector de la Complutense aseguró que la mujer del presidente le citó en la Moncloa para convencerle de crear una cátedra diseñada para ella misma. Sí, hay nervios porque no se fían de que la justicia funcione bien. Porque no han calculado la gravedad de esta imputación. Sánchez quiere controlarlo todo y con hechos queda demostrado al poner, como muy bien se sabe, a sus amigos en el Tribunal Constitucional y otros muchos puntos estratégicos como para que todo el mundo se rinda a sus pies. Indultos, a delincuentes, amnistía a golpistas, prevendas a pro etarras, ahora abriendo las celdas para que salgan libres de culpa todos aquellos compañeros socialistas condenados por corrupción de los ERE. Sí, hay nervios, de que haya jueces, que cumplan con las leyes constitucionales y demuestren si Begoña Gómez, mujer de Pedro Sánchez, quien dio un salto olímpico en su carrera haya utilizado su posición para favorecerse a sí misma ya sus amigos y sea acusada de corrupción y tráfico de influencias. Sí, hay nervios en Moncloa porque la justicia funcione bien.
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