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GASOL ya manda en Los Ángeles, Gasol ya ha puesto a trabajar a los suyos con la complicidad de Kobe Bryant. En las últimas semanas, Bryant se ha volcado con el fútbol, que para él es una pasión, y ha dicho públicamente en su ciudad, que es Los Ángeles, que David Beckam debe jugar en el Milán, Europa, donde están los mejores, y que el horizonte futbolístico que le ofrecían Los Ángeles Galaxy era muy inferior al europeo en un jugador con las características de David. Fue en un spot, con la camiseta del Barcelona, donde Kobe Bryant demostró que tiene muy buen toque de balón: con el pie, claro, porque con la mano es otra cosa, es una galaxia comprendida en sí mismo. Kobe pasó su adolescencia en Italia, y el fútbol es ya parte de su sangre como lo es para Vigo Mortensen, que pasó en Argentina su primera juventud. La sangre, el fútbol, las pasiones: no tienen ninguna explicación, o quizá la tengan geográfica, porque el paso del tiempo, su erosión y su fabulación, siempre está ligado a un territorio.
Quizá el toque de Bryant a balón parado podía venirle bien al Barcelona, pero lo que está claro es que le ha venido bien a David Beckam que el principal deportista de Los Ángeles haya manifestado que su destino es irse de allí, que el Milán sí le ofrece una dimensión más ambiciosa. Mientras, Pau Gasol ha espoleado a los suyos, y ha dejado claro que la estadística individual ha de supeditarse al interés colectivo, algo que también podría aplicarse a la Capitalidad Cultural Córdoba 2016, por poner un ejemplo cercano y diagonal, quizá porque en este empeño de belleza tangible se ha echado en falta a veces no ya una misma dirección en qué remar, sino un mismo mar o un mismo río, porque a veces parecía que cada uno hacía el crucero por su lado. Algo así le ha ocurrido, también, a Los Angeles Lakers en dos partidos perdidos que han quemado a Gasol, que no para de meter 30 puntos y coger 15 rebotes y además dar asistencias y poner 2 ó 3 tapones por partido, que esto en la NBA es hacerse socio del Olimpo. Uno de los primeros europeos en triunfar verdaderamente en los Estados Unidos, Tony Kukoc, que jugó en los legendarios Bulls de Jordan y de todos los demás, siempre sacrificó sus porcentajes por el juego de equipo, y por eso ha jugado hasta hace poco. Ya lo dijo Magic: una canasta hace feliz a un jugador; una asistencia, a dos. Capitalidad moral, entonces, que en la colectividad es el curso hacia un delta de luz.
Las pasiones, a veces, son encontradizas. Lo importante es jugar para el equipo, pero sin renunciar, durante, a la necesaria crítica como verdad objetiva.
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