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Mariló Montero
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La evolución del coronavirus esta semana va a ser esencial para nuestro futuro próximo. Con un panorama en el que en la provincia ya hay 54 municipios confinados de forma perimetral y 29 de ellos con el comercio no esencial cerrado, ahora el foco está en la capital. Muchos ya nos estamos haciendo el cuerpo de que podemos ser los próximos y la verdad es que sería muy inocente pensar lo contrario ya que los datos no son alentadores. Incluso el Ayuntamiento de Córdoba ya ha anunciado nuevas medidas con el objetivo de que los ciudadanos salgan lo mínimo a la calle. También dicen que habrá más presencia de la Policía Local y se ha pedido a la Delegación de Salud un nuevo cribado en Vista Alegre.
La semana va a ser dura y cada día vamos a estar en vilo hasta que el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía actualice las tasas de contagios de cada municipio. Este lunes la capital ya estaba en 816,4 y los positivos siguen en ascenso, lo que significa que la incidencia también va a crecer. Hay que prepararse para lo peor, que podría llegar el próximo fin de semana. Ojalá no tuviéramos que llegar al cierre del comercio no esencial, pero en la actualidad estamos en la cuerda floja por esa difícil elección entre cuidar por la salud o por la economía. Cuando amaine la pandemia -si es posible que lleguen las vacunas prometidas y acabemos con el virus o, al menos, lo controlemos- haremos un balance de vidas perdidas y empresas cerradas. Por lo pronto, en la provincia de Córdoba ya ha habido 622 muertes causadas por el covid y en vista de la fuerza de esta tercera ola, pueden ser bastantes más.
Las circunstancias son muy complicadas y, como el Gobierno central hasta ahora ha descartado un confinamiento total de la población -siendo el único que puede ordenarlo-, desde los gobiernos autonómicos y los ayuntamientos se ha vuelto a pedir a los ciudadanos que sean responsables. Ya se sabe lo que pasa con esto; a la vista está la responsabilidad que hubo en las fiestas navideñas. Está claro que si los encuentros sociales y familiares se hubieran reducido, ahora no estaríamos en esta tesitura. Es injusto meter a todo el mundo en el mismo saco porque hay personas que apenas salen de su casa salvo para lo esencial, pero la realidad es que otras muchas han hecho y siguen haciendo una vida normal sin tener en cuenta las recomendaciones sanitarias. Y si no hay más denuncias que les cuesten el dinero, me temo que seguirá siendo así.
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