Envío
Rafael Sánchez Saus
Luz sobre la pandemia
El lanzador de cuchillos
El Gobierno ha aprobado el Real Decreto que establece las enseñanzas mínimas que se impartirán al partir del próximo curso al alumnado de Educación Primaria. Del borrador de dicho texto legal se infiere que los niños saldrán de las aulas tontos como tueros pero con el corazón grande y tierno de una ballena azul. El nuevo currículo prioriza la adquisición de habilidades para la resolución pacífica de conflictos y la prevención de la violencia, así que estamos a tiempo de parar la invasión de Ucrania enviando a una cuadrilla de mocosos -el Minicomando Alegría-que neutralice a los hijos de Putin disparándoles poemas de Elvira Sastre. Otro de los objetivos de la nueva normativa es que los alumnos -en este caso, me refiero sólo a ellos, porque ellas y elles ya vienen empáticas y empátiques de serie- conozcan y comprendan las diferentes culturas, respeten la igualdad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres y dejen de discriminar -los muy cabrones- por razón de etnia, identidad sexual y discapacidad (no habrá que llevar boli ni libreta, pero para estas clases la guitarra con pegatinas será imprescindible). De las 8 competencias clave que, según la ley, se han de adquirir al término de la enseñanza básica, hay una que me parece muy necesaria: la competencia de aprender a aprender. Es más, creo que la ministra se ha quedado corta; yo implementaría -tengo alma y verbo de pedagogo- la competencia de aprender a aprender a aprender. Incluso la de aprender a aprender a aprender a aprender. La vida es un aprendizaje chulísimo.
Las asignaturas incorporan la perspectiva socioemocional, medioambiental y de género. En las Matemáticas sanchistas, 4x4 ya no serán 16, sino un carraco que contamina como todos sus muertos. Se plantearán problemas -bueno, no se les llamará problemas, término con una connotación afectiva que puede impactar negativamente en el educando, sino oportunidades de conocimiento- de marcado carácter psicosocial, que contribuyan a potenciar el desarrollo integral del individuo/a/e. Ya no habrá trenes saliendo a la misma hora desde Vitoria y Granada, ni a nadie le importará dónde demonios se encuentren: lo esencial para un aprendizaje holístico y caleidoscópico es que el maquinista sea un transexual namibio al que en el cole hicieron bullying porque tenía un tic en un ojo. Qué significa currículo, me preguntas, mullido monstruito del Plan Frankenstein. Te lo diré, pero no me llores: currículo significa que cuando salgas a buscar curro te van a dar por ahí.
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