La Gloria de San Agustín
Rafalete ·
El frío de fuera
La Gloria de San Agustín
Menos mal que ha llegado la lluvia, que ya estábamos a punto de sacar a los santos a la calle para que hicieran el milagro, porque los pantanos empezaban a estar ya un poco tiesos. Y menos mal que en Semana Santa cayó la más grande, que habríamos tenido un verano fastidioso, con el grifo cerrado en muchos sitios, me parece a mí.
He leído en mi Día que el Ayuntamiento nos va a subir el agua un piquito, y eso que nos está llegando la lluvia. En mi casa no están contentos, la verdad, que mi hermana dice que va a subir tela la factura, y encima el anuncio ha coincidido con lo que ha dicho el alcalde Bellido del dinero que les va a dar a las parejas que tengan hijos. Mi hermana lo primero que dijo es que ya ella no tiene edad de parir, pero que de seguir bebiendo agua le quedan unos cuantos años. Es que como se suele decir, cada uno cuenta la feria como le va, y acercamos el ascua a nuestra sardina, como se suele decir, y no sé si me estoy explicando.
A nadie nos gusta que nos suban las cosas, eso está claro, que cuando te acostumbras a pagar por una cosa, no quieres luego pagar más por lo mismo, y no creo que eso haya que explicarlo de ninguna manera. Bueno, por lo pronto que llueva y siga lloviendo, aunque nos fastidie un poco, sobre todo cuando salimos a la calle, pero que tengamos claro que es mucho lo bueno que trae, aunque ahora nos fastidie. Y es que ahora llega la temporada de peroles y claro, el agua como que no les va a bien, aunque yo también tengo claro que lo primero es lo primero.
Hablando de peroles ya estamos a nada de San Rafael, como el que dice, y la verdad es que ya tengo ganas de que nos juntemos. En el barrio ya hemos empezado a hablar y eso quiere decir que vamos a montar un lío de los nuestros, que ya va siendo hora. Ganas no faltan, que eso es lo primero que hay que tener. También he leído en mi Día que van a hacer unas cosas para que sepamos cómo se vivía aquí cuando teníamos califa.
Soraya está como loca, que anda que no le gusta la historia de nuestra Córdoba bendita. Que me ha contado que llegó a tener más de setenta bibliotecas y que la principal tenía miles de libros, ya ves tú, en aquel tiempo. Y es que de Medina Azahara y de ese tiempo no dejan de contarse cosas, que es como si fuera inagotable, una cosa. En fin, y seguro que no les cobraban el agua a aquellos cordobeses y encima les ponían una biblioteca cerca. Las cosas de cada tiempo, que no podemos comparar porque nos acabaríamos equivocando, me parece a mí. Así que a pensar en los peroles y a no a darle vueltas a otras cosas.
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