Brindis al sol
Alberto González Troyano
Retorno de Páramo
aromas y sabores
LOS vinos blancos deben servirse a una temperatura ideal de nueve grados para preservar mejor sus aromas, ya que enseguida subirá de temperatura y lo tomaremos a 11 o 12 grados; mientras que en los vinos tintos, dichos aromas se aprecian mejor a unos 16 grados. A una temperatura superior, el alcohol es lo que toma preponderancia, como los ácidos volátiles. En la antigüedad, los vinos se atemperaban antes de ser bebidos. Pero hablamos de una época en la que el vino era bebido por los nobles, que vivían en grandes mansiones y castillos, con habitaciones y salas enormes donde la temperatura raramente sobrepasaba los 16 grados.
El enfriador de botellas de vino es un accesorio que permite enfriarlo y también para mantener fría nuestra botella. Se trata de una funda flexible fabricada con materiales muy resistentes que mantendremos en el congelador hasta el momento de usarla. Llegado el momento de abrir nuestra botella de vino colocamos el enfriador sobre la botella y se encargará también de mantenerla fría durante horas. Es bastante práctico y que se utiliza mucho en la hostelería. Además, podemos encontrar enfriadores de vino con diseños muy originales y llamativos.
Un accesorio muy original para enfriar una copa de vino (no una botella) es el Chilling Wands: de acero inoxidable se guarda en el congelador y una vez servida nuestra copa de vino lo introduciremos en la copa, consiguiendo enfriar el vino en muy pocos minutos, más rápido que enfriar de golpe toda la botella. Se adapta a todas las copas de vino tinto y blanco.
Otro curioso utensilio para enfriar botellas de vino es el Corkcicle, un tapón con una extensión en forma de carámbano que se introduce en la botella de vino para refrigerase desde dentro. Está fabricada en un material plástico relleno de un gel que se puede congelar. Guardaremos nuestro Corkcicle en el congelador preparado para cuando abramos una botella que queramos enfriar, y lo mantendremos dentro.
Aunque, como ven, existen numerosos inventos para enfriar rápidamente un vino y mantenerlo a temperatura, he aquí unos trucos fáciles y caseros. Lo más sencillo es la clásica cubitera, perfecta para los vinos blancos y rosados que deben enfriarse rápidamente en verano. El problema es que el hielo también se funde a gran velocidad. Para evitarlo, añada agua hasta casi llenar el cubo, así el hielo se derretirá más despacio y el conjunto permanecerá fresco más tiempo.
Si se trata de un tinto y lo hemos trasvasado a un decantador para oxigenarlo, necesitamos mantener fresco el decantador. Para ello, llenaremos una cubitera con hielo hasta los bordes para colocar el decantador encima. También existen decantadores con un fondo pensado para enfriarlo en el frigorífico. Un escenario clásico: recibe una visita inesperada en casa, prepara el aperitivo o la cena, improvisando. Y ni una botella de blanco, rosado o espumoso en el frigorífico: necesitamos que el vino se enfríe rápido, muy rápido. Para un caso de urgencia, una sola técnica: añada algunas cucharadas soperas de sal gorda en la cubitera. Esto hará que el hielo se derrita más rápido, y obtener incluso una temperatura por debajo de los cero grados. Ahora solo queda introducir la botella. El truco del paño de cocina también es infalible: envuelva una botella en un paño de cocina húmedo y métala en el congelador: las partículas de agua del paño van a helarse rápidamente. ¡Éxito garantizado en diez minutos!
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