Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
Por montera
Qué puede decirle el líder del partido más votado, Alberto Núñez Feijoo, a Pedro Sánchez inmediatamente después de que éste consiguiera volver a ser investido presidente del Gobierno. Difícil frase que quedaría para la historia. Tras celebrarse el ritual para el anuncio del nuevo nombramiento a cargo de la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, Feijóo recogió su carpeta, abandonó el escaño que ocupó durante el debate de investidura para acercarse al ganador. Mientras estrechaba su mano le advirtió: “esto es una equivocación”. Esa es la frase lapidaria, el aviso que queda ya labrado sobre las paredes de un Congreso español donde los socios independentistas y grupos políticos con historiales condenatorios, llaman a esta inquietante etapa un nuevo “espíritu de los tiempos”. Suena a una nueva era con un camino iluminado por las esperanzas dadas por Sánchez en la que veremos alumbrados sus propósitos: “reconocer la singularidad del pueblo vasco”, “Reconocer esas naciones sin Estado”, como dicen ellos que son Cataluña, “Euskal Herria” y Galicia. Todos, PNV, Bildu, ERC, Junts y BNG exigirán que en dos años se reconozca la nacionalidad de País Vasco, la Seguridad Social, un referéndum como el de Escocia, la autodeterminación en Cataluña además de la amnistía ya concedida a los condenados por el golpe de 1-O… Esas son algunas de las condiciones que bajo amenaza imponen cada uno de esos partidos que se denominan sociedades “sin Estado”. Objetivos de la segregación de España con las que día a día amedrentarán a Sánchez, que lo acepta con alegría mientras divide a la sociedad pero que terminará doblegado bajo los motores de sus vanidades. Sánchez prefiere ser una marioneta con tal de seguir siendo presidente. Él, que se rio con desatadas carcajadas en plena tribuna a la cara de un Feijóo que renunció a serlo al no venderse a los independentistas. Lo que Sánchez no quiere saber, ni siente por sus deficiencias psicológicas, es que el ser humano debe mantener la dignidad y la moral. Esa lapidaria frase que Feijóo eligió para que pasara a la historia en tan delicado momento, “esto es una equivocación”, es porque ese invento del “espíritu de los tiempos” ha alterado gravemente la paz social y ha provocado la división de España y los españoles. Todo por una ambición personal enfermiza. Y luego habla de corrupción. Por siete votos que quedarán en la eternidad. Armengol, preocupante que se crea que tiene derecho a réplica al discurso de un ponente.
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