España tocó la gloria sobre la campana

Pronóstico cumplido y como más satisface, metiendo el gol cuando no había tiempo para algo. España semifinalista de esta Eurocopa quitándose de encima a un anfitrión que parecía jugarse la vida. Alemania salió con toda la cuerda dada y con un violinista como Kroos portando el prosaico trombón bajo el disfraz del racial Casemiro, que hay que ver como se despedía de la profesión el excepcional regista alemán.

El partido prometía mucho, pero a la hora de la verdad se excedió en esas expectativas para que pudiéramos ver un bello canto al fútbol de verdad. Era un fútbol para hombres y si Alemania sacaba el hacha desde la pitada inicial, España se mostraba bien pertrechada y en condiciones de defender el juego por aplastamiento que predicaban los teutones. Y nos encontramos con que Pedri muy pronto tiraba la toalla tras otra agresión de Kroos, pero el equipo seguía de pie.

El habitual partido de Rodri y de Fabián encontraba esta vez un plus con Dani Olmo, el encargado de suplir al agredido Pedri. Y el equipo mejoraba y se las tenía tiesas con un rival que apelaba a la tremenda. Antes de la hora llega el gol de Olmo y por ahí fue perdiendo fuerza España, lo que se acentuó cuando fueron relevados los dos extremos. El equipo se quedaba sin las posibilidades de salida que dan Lamine y Nico y se acentuó el acoso alemán para empatar a un minuto del final.

Muy aculado ante Unai Simón, el peligro alemán iba in crescendo y la prórroga era un martirio de balones bombeados a los dominios de Unai. En ese recital de balones llovidos pudo pasar cualquier cosa, tanto que la tanda de penaltis se presentía como un premio. Pero el premio sería gordísimo a un suspiro del final con un centro del gran Olmo para que Merino marcase el gol de su vida, tras el salto de su vida y en el partido de su vida. Loor a España y a ver el martes en Munich...