Juan Manuel Marqués Perales

Europeos, nos han declarado la guerra

Crónicas levantiscas

12 de enero 2025 - 03:08

Quienes antes cabildeaban para influir en las decisiones políticas han entrado en los despachos, los grandes lobistas se han situado en la primera fila de la Casa Blanca y el embajador plenipotenciario de la nueva administración, Elon Musk, el hombre más rico del mundo, ha comenzado a hacer caja en Italia con su red satelital de vocación monopolística. No sólo viene a ampliar mercados para su grupo empresarial, también llega para hacer una política que pasa por debilitar a la Unión Europea como actor internacional, de tal modo que eso facilite las negociaciones bilaterales, que son siempre más provechosas, y rompa la cohesión de Bruselas para impedir las bridas regulatorias a sus megacompañías.

En Alemania ha dado su apoyo en plena campaña electoral a Alternativa por Alemania (AfD), un partido que está bajo la lupa de los servicios secretos por sus vínculos con grupos neonazis, y con cuya líder, Alice Weidel, mantuvo el jueves pasado una conversación retransmitida en su red donde ambos concluyeron que Hitler era un comunista. En el Reino Unido apoyará a Nigel Farage, el aficionado a los pubs que consiguió meter el virus antieuropeo en el Partido Conservador antes de que David Cameron comprometiera al país con un referéndum que lo llevó a la salida de la Unión Europea. Las brabatas de su jefe sobre la compra o invasión de Groenlandia, territorio danés, obedecen al matonismo con el que Donald Trump se emplea en la vida, lo mismo en el ámbito nacional que en la política internacional, su estrategia pasa por ablandar al contrario con amenazas para después entrar en la negociación desde una posición de ventaja.

Bruselas se ha dado por aludida por fin, algo que antes hicieron los líderes de Francia y Alemania, y esta misma semana hemos escuchado cómo Felipe VI reivindicaba a la Unión Europea como un actor internacional en un mundo de leyes ante el cuerpo diplomático acreditado en España. Todas las alarmas han saltado en la Unión Europea porque hay países débiles ante Estados Unidos y Rusia –ahora sí, aliados contra Bruselas– y porque su quinta columna liderada por Meloni y Orban, con socios como Vox, es poderosa. Ya no son una minoría pintoresca, son la tercera fuerza en la Eurocámara.

La esencia del liberalismo es la contraposición a la concentración del poder, sea político o económico, dictadores o magnates monopolísticos, pero en nombre de la libertad llega una nueva hornada de autócratas dispuestos a romper los consensos, a enervar a las sociedades y a flirtear con las guerras civiles para nutrir a sus grupos empresariales.

stats