Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
La ciudad y los días
En medio de esta tormenta de información, desinformación y bulos hay dos noticias que arrojan luz sobre la novedad que representa el ataque terrorista del sábado: Hamas instiga a la población de Gaza a que ignore la alerta israelí calificándola de “falsa propaganda” y la UE en alerta tras el llamamiento de Jaled Meshal, líder político de la rama siria de Hamas, a una yihad “en los países musulmanes y entre la diáspora musulmana en todo el mundo”.
Ambas apuntan a la utilización por parte de Hamas de la causa palestina con absoluta indiferencia hacia el sufrimiento de la población civil, tan duramente atacada por Israel en una respuesta calculada por los terroristas como reacción a la vez de cólera y de defensa que les sirve de eficaz propaganda anti israelí, cuyo precio pagan las víctimas inocentes de Gaza, a la vez que de aviso a las naciones occidentales, tan duramente golpeadas por el terrorismo islamista.
El ataque de Hamas supone un giro en el –desgraciadamente para ambos– largo enfrentamiento entre israelíes y palestinos. Tiene que ver, más que con los atentados del terrorismo palestino, desde el del vuelo 330 de Swissair en 1970 al de Munich en 1972 o el de la calle Dizengoff de Tel-Aviv en 1994, con las intifadas de 1987 –durante la cual fue creada Hamas como el Ala Palestina de los Hermanos Musulmanes–, 2000 o 2017. Pero tiene mucho más que ver, en lo remoto, con la masacre de Hebrón perpetrada en 1929 contra los colonos judíos, instigada por Amín al-Husayni, el sinestro Gran Muftí de Jerusalén después aliado de Hitler que creó una división de las SS con voluntarios musulmanes croatas y bosnios y exigió a los nazis el exterminio de los judíos del norte de África bajo dominio de Vichy e Italia. Y, en lo próximo, tiene que ver –por citar solo los más graves en Europa– con los atentados de 2004 en Madrid, 2005 en Londres, 2015 en París, 2016 en Bruselas, Niza y Berlín o 2017 en Londres, Estocolmo, Manchester y Barcelona.
Es un giro con consecuencias imprevisibles. De momento, al grito de “¡Alá es grande!”, un islamista de origen checheno asesinó ayer a un profesor e hirió a otras personas en un instituto de Arrás, norte de Francia, mientras en Limay, área metropolitana de París, un individuo conocido por su radicalización islamista fue detenido cuando salía, cuchillo en mano, de un centro de oración dirigiéndose, según las primeras informaciones, a un liceo cercano.
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