¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
¿Dónde está la ultraderecha?
La esquina
Una vez demostrado en Andalucía que la mejor forma de frenar desde la derecha el auge de Vox no es acercarse a sus postulados ni asumir su ideología ultra, sino construir un proyecto autónomo, moderado e interclasista, el Partido Popular de Feijóo debe actuar en consecuencia: el centrismo no puede limitarse a un ejercicio prudente y sereno de la oposición al Gobierno. Centrismo es también revisar ideas que se han quedado obsoletas porque se pensaron para una sociedad de finales del siglo XX y no conectan con los problemas del siglo XXI.
Piensen en las posiciones del PP sobre cuestiones que afectan a la moral personal y los hábitos sociales. La sociedad española ha cambiado mucho de opinión en materia de divorcio, aborto, matrimonio homosexual, enseñanza religiosa y otras cuestiones delicadas, pero el PP siempre ha afrontado los cambios de la misma manera: rechazándolos, acudiendo a los tribunales para echarlos atrás y, si no conseguían frenar los avances, aceptándolos a regañadientes. Como si fuera un partido confesional, católico, cuando este partido sólo se consolidó y gobernó en el momento en que amplió su base social e ideológica, integrando aportaciones distintas a la puramente religiosa.
Lo mismo les va a pasar con la eutanasia: la recurrirán ante el Tribunal Constitucional, pero la asumirán cuando gobiernen como un derecho intocable de muchas personas que creen que sus vidas les pertenecen a ellos y no a Dios. Tan legítimo como el que asiste a los que creen lo contrario y ejercen su derecho a no acortar sus vidas de sufrimiento irreversible. Un partido que aspire a gobernar España en la tercera década de este siglo tiene que albergar a unos y otros, mostrarse tan liberal o más con las costumbres de las personas que con la economía, más partidario de mejorar las becas de las familias más vulnerables que de ampliarlas a las familias menos necesitadas (otra vez Ayuso), más cercano a una Angela Merkel -que sí es democristiana, por cierto- acogedora de casi un millón de inmigrantes que a Matteo Salvini, que devolvió al mar a todos los que se acercaron a Italia. Sobre todo si aspira a arrebatar votos al PSOE.
La población de Kansas, muy conservadora, acaba de votar mayoritariamente contra las restricciones al derecho al aborto autorizadas por el Tribunal Supremo, desoyendo al partido republicano al que suelen apoyar. Seguro que muchos españoles de ideología conservadora querrían votar a un PP abierto a esta realidad. Centrarse también es esto. El PP se queda corto.
También te puede interesar
¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
¿Dónde está la ultraderecha?
La ciudad y los días
Carlos Colón
No saque pecho Europa
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Sin límites
Quizás
Mikel Lejarza
Expertos en lo desconocido
Lo último