Quizás
Mikel Lejarza
¿Pueden pensar la máquinas?
Mensaje en la botella
Cerramos una semana de actividad política extraordinaria y eso que hasta hemos tenido un puente para tratar de relajarnos -el que pueda- después de tanta información, datos y análisis. No hay duda de que los dos asuntos estrella de estos últimos días son los resultados de las elecciones andaluzas y los 40 años de la aprobación de la Constitución, que merecen la atención de todos por la trascendencia que pueden tener en el día a día de los ciudadanos. Mucho se ha hablado ya de la llegada de Vox al Parlamento andaluz y del impacto que ello ha supuesto, así que no voy a cansarles demasiado. Me quedo con otros detalles, tal vez intrascendentes, pero que creo que requieren, cuando menos, una reflexión.
Se pongan como se pongan quienes han perdido estas elecciones, está claro que los andaluces han votado por un cambio, por una nueva mayoría que ya veremos lo que es capaz de hacer. Un acuerdo entre PP y Cs es lógico, porque saben que tienen una oportunidad histórica de relevar al PSOE de las instituciones en una tierra en la que durante casi cuatro décadas ha habido un gobierno monocolor. Reitero que entra dentro del juego político que esos dos partidos traten de llegar a un pacto. Lo que sí me ha sorprendido es que en ese intento sean las direcciones nacionales de ambas formaciones las que hayan asumido el protagonismo, dejando -por ahora- a sus candidatos en un plano discreto, por no decir otra cosa. Que Casado y Rivera traten de patrimonializar su éxito me parece correcto, pero no a consta de ningunear a quienes desde su propias filas se han presentado a las elecciones. En mi opinión, son Juanma Moreno y Juan Marín quienes tienen que liderar esos contactos, por respeto a los andaluces, que son los que se han pronunciado en las urnas. Y para colmo, el PSOE -a través del Gobierno- también se inmiscuye en estas cosas, tapando protagonismo a sus compañeros andaluces, si bien es cierto que tampoco están para alharacas en el entorno de Susana Díaz.
Pregunta perversa: ¿dónde estaría los dirigentes nacionales de PP y Cs si esa mayoría no hubiera llegado? Ahí lo dejo. Como andaluz, y sin ánimo de ser excluyente, me parece que determinadas decisiones -por ética y por estética- deberían tomarse en esta tierra y por quienes nos van a representar en el Parlamento en apenas unas semanas.
Respecto a la Constitución, pues ¿qué les voy a decir? Me resulta curioso que nuestros gobernantes apelen a la valentía y capacidad de cesión de quienes la redactaron y que esa misma altura de miras y generosidad nos sean capaces de aplicársela ellos mismos a la hora de plantear una adaptación de la Carta Magna. Si tan claro tiene que en aquellos que a finales de los 70 fueron capaces de aparcar la intransigencia y la imposición por el bien general, ¿por qué no tratan de imitarlos? Y es que esto de la política está repleto de incongruencias. Así nos va.
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