El mundo de ayer
Rafael Castaño
Tener un alma
La colmena
Tengo la (sana) manía de despertarme con la radio. Dejo que irrumpa el día cambiando de emisora para distraerme confrontando voces y sintonías. Todas familiares; todas tan dispares. Cuesta creer que sean los mismos temas, la misma realidad, la que ocupa la escaleta. También hay días en los que pienso que vivo en Marte: el prisma se estrecha y se borran los enfoques. La crudeza de lo que se cuenta no deja espacio a los grises.
El 24 de febrero de 2022 nos despertamos con una “operación especial” de Rusia en Ucrania. Nos costó meses hablar de “invasión” y vamos ya para el tercer año de guerra. Este martes 1 de octubre, justo cuando se cumplen 18 años de su retirada de Líbano, Israel ha iniciado una “incursión terrestre limitada, localizada y selectiva” contra Hizbulá. El gobierno de Netanyahu dice que es para evitar un ataque similar al de Hamas del 7 de octubre del año pasado. Éste es el relato, como el de los ataques indiscriminados sobre Gaza. Pero la realidad es tan cruel y tozuda que no deberíamos entrar en el juego de los eufemismos: Israel ha invadido Líbano. Escalando los ataques indiscriminados, masivos, con que quiere imponer su orden (su poder) en Oriente Próximo. Contra la población civil. Acaba de publicar The Lancet que los palestinos asesinados por Israel superan ya los 186.000, la mitad niños. Es genocidio.
¿Llueve o no llueve? Tomo prestado el ejemplo a una colega, Silvia Intxaurrondo, para defender ese periodismo profesional e incómodo que tiene la obligación de hacer de “perro guardián” sin confundir la imparcialidad con la equidistancia. Sabiendo que no hay neutralidad que valga si son vidas humanas, si son nuestros derechos los que son pisoteados. La presentadora de TVE lo explica mejor que yo: si en una habitación uno dice que llueve y otro que no, los periodistas no podemos contar que discrepan sin más; hay que abrir la ventana y comprobar qué pasa.
Hay un vídeo en redes que se ha compartido ya miles de veces confrontando esta “lección de periodismo” con unas declaraciones de Ferreras, de La Sexta, diciendo que Israel es un “Estado democrático”. Terrible. En Contexto (Ctxt), me cruzo con Noam Chomsky, a sus 92 años, soprendentemente optimista. Uno de los filósofos más críticos con los medios nos dice que percibe “un avance significativo en la cobertura informativa, sobre todo a la hora de enfrentarse a atrocidades históricas”. Esperanzador. ¡Hay quien sale a ver si llueve o no llueve!
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