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Solo hace unos cuantos días que los graduados en medicina realizaron su examen MIR para conseguir una plaza que les permita formarse como médicos especialistas. Y en este contexto, hemos conocido el borrador del estatuto marco que nuestra ministra de Sanidad prepara para volver a golpear a la profesión médica, después de más de 40 años de maltrato en España a este colectivo. No le basta con que nuestros médicos sean de los peores remunerados de Europa, ni el flujo creciente de especialistas que emigran a otros países de la Unión Europea buscando estabilidad laborar y mejoras salariales, ni la dificultad cada vez mayor para encontrar titulados que trabajen en Atención Primaria. Y ante la falta de especialistas que deparará un periodo en el que se jubilarán gran parte de los que forman parte de mi generación, la ministra responde con una serie de medidas que pretenden esclavizar a los médicos en un sistema público cada vez más deteriorado. Las guardias, seguirán siendo obligatorias, y aunque el máximo de horas de guardia en una jornada pasa de 24 a 17, establece una jornada semanal de 48 horas, en computo semestral (pero ampliable según necesidad), remunerando las horas de guardia como hasta ahora (a 12-19 euros/hora) sin considerarlas extras y sin la posibilidad de cotizar por ellas, en un contexto en el que el ministerio de trabajo pretende reducir la jornada laboral a 37,5 horas a la semana. Además, reclasifican con la misma categoría (A1) a enfermería y medicina a pesar de precisar casi el doble de créditos (360) para conseguir esta última titulación universitaria, no estipulando una reclasificación superior para los médicos. La propuesta del ministerio de obligar a trabajar cinco años en exclusividad en el sistema público sanitario a los especialistas recién formados, parece que afortunadamente va perdiendo fuerza. Sin embargo, se vuele a cargar contra los médicos que compatibilizan el ejercicio privado con el público; primero impidiendo esta doble actividad en los jefes de sección y de servicio que, en el futuro, seguramente se aplicará a todo el personal facultativo. Tenemos una oportunidad única para desarrollar un estatuto marco específico para el médico, necesario y justo por las peculiaridades de esta profesión. Llegó el momento de que la vocación no sea óbice para luchar por reivindicaciones justas. Esperemos que, de una vez por todas, se movilice toda la profesión médica para acabar con esta situación de maltrato crónico.
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