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Ignacio F. Garmendia
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La Gloria de San Agustín
Estos días hemos estado echando una mano en el barrio para recoger cosas, sobre todo alimentos, para enviar a Valencia, que menuda tragedia la que han vivido, y están viviendo, que yo no quiero imaginar lo que tiene que ser quedarte sin nada en un abrir y cerrar de ojos. Y peor que quedarte sin nada, que te falte alguien que quieres mucho.
A veces tengo la impresión de que nos creemos por encima de la naturaleza, y eso es lo peor que te puede pasar, porque siempre se te acaba volviendo en tu contra. Los ríos y arroyos que creemos secos, muertos, no lo están, y cuando vuelven a sentir el agua despiertan, y les da igual lo que les hayamos puesto en medio, que se lo llevan por delante.
Lo he pasado fatal viendo lo que nos ha llegado de Valencia, que no me quiero imaginar yo pasar por algo parecido, que debe ser de las peores cosas que te pasen en la vida. Esperemos que las cosas se solucionen lo antes posible, y con buenas maneras, que no hay que llegar a las manos ni a gritar cosas feas, que las cosas se pueden hacer bien, sin necesidad de convertirnos en lo que no somos, o eso pienso yo.
Hablando se entiende la gente, eso se repite mucho y se practica menos de lo que deberíamos, lo digo tal y como lo pienso. Y hablando de lluvias y arroyos, me parece muy bien que no se pueda construir en zonas que se pueden inundar, porque como antes he dicho, cuando un río despierta, ya sea pequeño o más grande, se lleva por delante todo lo que haya.
Y ahora sí que es verdad que estamos a nada de la Navidad y de todas sus muchas cosas, que el puente de diciembre lo tenemos a la vuelta de la esquina, como el que dice. Tengo que reconocer que ya he comido un poquito de turrón, solo un poquito, pero ya lo he catado. Y de chocolate, que aunque ustedes saben que soy muy tradicional, con el de chocolate soy moderno y lo que haga falta, que vaya locura cómo está de bueno, pero bueno. Lo raro es que no hayamos empezado a hablar en el barrio de lo que vamos a hacer, sobre todo en Nochevieja, aunque la verdad es que todavía queda un trecho.
Me gusta la Navidad, mucho, aunque eche de menos a mis padres, cada año más, pero desde nene siempre ha sido una fiesta que me ha gustado, que tiene sus momentitos buenos. Me acuerdo yo de cuando ponían el corral con los pavos cerca del jardín del Alpargate, que vaya mala cara que tenían los pobres. Ya esas cosas no se pueden hacer, y a lo mejor está bien que pase, que es como lo de construir en zonas que se pueden inundar, porque que se haya hecho siempre no quiere decir que esté bien hacerlo.
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