Félix Ruiz / Cardador /

nuevos aires en medina azahara

La vida vista

01 de febrero 2013 - 01:00

EL consejero de Cultura desenfundó ayer su guadaña y de un enérgico tajo destituyó al director del yacimiento de Medina Azahara, Antonio Vallejo. En total, han sido casi treinta años los que este arqueólogo, especialista en Historia Medieval, ha dedicado a la ciudad palatina; dos décadas con luces y algunas sombras en las que se han ampliado los conocimientos sobre la antigua y fastuosa ciudad de Abderramán III y en los que muchos cordobeses hemos aprendido a amar este lugar, a respetarlo y a imaginarlo tal como debió ser en su momento de brillantez. Los restos de Medina Azahara, no obstante, llevan en su emplazamiento un milenio y ninguna persona resulta allí insustituible, aunque algunos pensasen que Vallejo lo era. Se entienden de hecho las razones de la Junta, pues los pésimos datos de visitas del yacimiento y la escasez de vida que padece el magnífico edificio institucional que allí se construyó son motivos suficientes para pensar que es necesario dar un giro radical a la gestión de este histórico recinto. En realidad, el reto de integrar a Medina Azahara en el conjunto monumental de la ciudad y de darla a conocer en el ámbito internacional es una tarea pendiente que tiene Córdoba desde hace años y lo que se requiere es gente con ideas nuevas que sea capaz de relanzar su atractivo sin perder de vista los objetivos científicos. Como en tantas cosas, lo que se necesita es encontrar el equilibrio y aumentar la presencia social de un lugar que ha estado en cierto modo encerrado en sí mismo, algo lejano, y cuya maravilla todavía es desconocida para muchas personas. Medina Azahara, por desgracia y a pesar de los esfuerzos, tiene algo de lugar secreto cuando en realidad debería ser uno de los grandes atractivos de la rica oferta patrimonial de Córdoba, una seña de identidad que antes o después deberá ser declarada Patrimonio de la Humanidad. No se trata sólo de turismo, sino de la obligación que tiene una sociedad de difundir su pasado y abrirlo al mundo. Por ahí debe caminar la nueva gestión si se quiere salir de la situación de atonía en la que se había caído y que ahora parece que se quiere remediar. Que sea para bien.

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