Las orejas del lobo

Tal y como está el panorama, quizás lo más inteligente sería adelantarse al virus y no sentarse a verlas venir

12 de enero 2021 - 02:34

Desde comienzos de diciembre, los expertos, y sobre todo los profesionales sanitarios, vienen avisando del peligro que supondría para la expansión del covid-19 la relajación en las fiestas navideñas. A pesar de ello, en Andalucía el Gobierno autonómico optó por suavizar las restricciones que había impuestas para lo que llamaron "salvar la Navidad". Como dice el siempre sabio refranero, el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, y, por desgracia, parece que vamos camino de comprobarlo.

La operación "salvar el verano" ya provocó la llegada de una segunda ola que se empezó a notar en el mismo mes de agosto y cuyas semanas más duras se vivieron en noviembre y principios de diciembre. Miles de andaluces han muerto a causa del coronavirus y otros tantos aún tienen secuelas de esta enfermedad. "Todos los días en Andalucía se cae un avión", repetía una y otra vez en sus comparecencias el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, en relación a la cantidad de fallecidos que cada día se producían esas semanas en la comunidad autónoma.

Lo sorprendente es que, a pesar de que se caía un avión y de las advertencias e incluso el miedo mostrados por los profesionales sanitarios (esos que lidian cada día con la realidad en primera persona), el Gobierno andaluz abrió el grifo y dejó caer toda la responsabilidad sobre los ciudadanos. Quizás el peso de los votos y evitar conflictos con algunos sectores económicos hizo que faltara valentía para tomar ciertas decisiones que eran duras, pero necesarias en plena pandemia.

Después de vivir unas Navidades de relajación, ahora comenzamos a verle las orejas al lobo. Por lo pronto, la presión hospitalaria y la tasa de contagios van en ascenso. Parece que la tercera ola está llegando ya y los encuentros familiares y sociales están dando como fruto un aumento de los positivos. A pesar de ello, la Junta ha optado por imponer unas restricciones muy suaves que han entrado en vigor este lunes y que durarán hasta el 25 de enero. Eso sí, según avisan, podrían endurecerse si la situación empeora. Tal y como está el panorama en otras comunidades autónomas, quizás lo más inteligente sería adelantarse al virus y no sentarse a verlas venir (otra vez). Y más cuando parece que esto va para largo por el ritmo ralentizado con el que se está vacunando contra el covid-19, que hace pensar que aún estamos lejos de recobrar la normalidad. Si eso es posible.

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