El mundo de ayer
Rafael Castaño
Tener un alma
La pica en flandes
DICE Angela Merkel que la situación de España se debe a una década de irresponsabilidades. Más allá de darle la razón o no y de apuntar que si la tuviera el plazo habría que ampliarlo al menos a la resaca de la Expo 92, cabe plantear que el sistema político español necesita un cambio urgente de actitudes. A los desastres de la banca, de la construcción y de todas las ruinas encadenadas que nos afligen hay que sumar que España siempre ha sido un país de enchufados, donde la el mérito y la capacidad siempre han quedado relegados a un segundo plano con respecto a la contratación del amigo, del familiar o del compañero de partido. Los dos principales partidos han creado macroestructuras tan grandes en las comunidades autónomas en las que han gobernado o gobiernan que muchos puestos están duplicados y existe tal cantidad de empresas públicas llenas de enchufados y de correligionarios que los funcionarios de verdad se encuentran a veces con que no tienen trabajo encima de sus mesas porque todo corre a cuenta de esos organismos. Precisamente, buena parte de las protestas del colectivo de empleados públicos proviene de esta circunstancia. En el país del qué hay de lo mío o del a ver si me avisas cuando tengas un puesto para mí, el debate que existe sobre la existencia de las autonomías, las diputaciones o las mancomunidades no debería centrarse en la institución en sí, sino en la cantidad de enchufados y de estómagos agradecidos que PSOE y PP, sobre todos estos dos partidos porque son los de gobierno, han introducido allá donde mandan sin tener en cuenta ni el coste ni la carga que supone para la administración tan enorme lastre de asesores, de delegados, de directores generales y de trabajadores que en muchos casos no tienen ni función ni capacidad para desarrollarla. Y como una cosa es predicar y otra dar trigo, IU, en cuanto ha tocado poder, pues se ha lanzado a enchufar a los suyos añadiendo un golpe importante de nepotismo, que no es otra cosa que colocar a familiares en puestos destacados. Esto, que puede parecer una carga contra la coalición, no lo es. Tampoco es una primicia porque los compañeros de Córdoba, aquellos que no están en la preponderante línea PCA, se han apresurado a criticar desde distintas fórmulas que se coloque a la hija de Willy Meyer, al hermano del todopoderoso José Luis Centella y al padre de la novia de José Manuel Mariscal. Y no cuento ni la formación ni los currículum ni los cargos que va a ocupar cada uno de ellos porque ya está publicado y sería largo explicar una realidad que es para llorar en los tiempos que corren. Claro que quien no te conozca, que te compre, y mientras buena parte de la prensa regional se hacía cruces con los nombramientos de IU, en Córdoba se reflexionaba acerca de una realidad que ya conocemos porque aquí gobernaron y sus tentáculos de colocaciones llegaban hasta Sadeco. En la Junta, no han hecho nada más que empezar.
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