Para gustos, lo que sea

La Gloria de San Agustín

Lo de los caracoles se nos está yendo de las manos, que una cosa es evolucionar y otra muy distinta lo que estamos viendo

Las recetas más innovadoras de caracoles en Córdoba, en imágenes
Una de las nuevas recetas de caracoles de esta temporada / Juan Ayala

Yo soy muy respetuoso con todo, con lo que le gusta a los demás, y que puede ser que no me guste a mí, eso está claro, pero también es que hay cosas que no me pueden entrar en la cabeza. Y digo esto porque lo de los caracoles se nos está yendo de las manos, que una cosa es evolucionar y otra muy distinta lo que estamos viendo y que yo no sé qué nombre ponerle para que no se me enfade nadie.

Antes era más fácil, que había gordos, cabrillas y chicos, y se acabó. Y por favor deme usted un vasito de caldo, y ya está. Y para mí sigue siendo así, porque son los que pido, y ninguno más. Años después llegaron los picantones, que más o menos puedo entender, pero lo que no me entra en la cabeza es lo que nos trajeron los siguientes años y sobre todo los últimos. Que como si fueran macarrones, que los hacen en esa salsa blanca que no sé como se escribe, que si con queso, que si con galletas, que si con otras cosas que prefiero callar, porque no las termino de entender. De verdad, que me cuesta entenderlo, lo reconozco, porque me da miedo, y también coraje, que por cuatro tonterías, porque no son más que eso, perdamos unas recetas y unos platos que san tan cordobeses como son los caracoles.

En mi casa, se tomaban de postre o para merendar, la verdad es que a mi madre le salían de escándalo, y más limpios no los he vuelto a ver en mi vida. Y ese caldo, vaya tela cómo era aquello, en su punto de pique, qué cosa más rica. Me volvían loco sus caracoles gordos, que siempre los comíamos con patatas fritas que mojábamos en la salsa, y así me podía comer media telera con facilidad, que yo creo que alguna vez, muchas, me comí la telera entera, y tan contento.

Los del puesto de la Magdalena han sido siempre los caracoles que más me han gustado, y también los del Alpargate, muy buenos, como los de los patos, como los de algunos bares del barrio, que los han hecho siempre de maravilla.

La verdad es que es ponerse y no tener fin, que son como pipas, pero todavía más ricos. Y ahora dicen que muy sanos, como todo lo que sea con concha. Las cosas que aprende uno con tiempo.

Como nuestro Córdoba, que le ha costado lo suyo, pero que ha aprendido a ganar fuera y no para, que yo no sé las victorias a domicilio que lleva seguidas, que está a punto de batir un récord y todo, lo que yo les diga. Pues que dure la racha un tiempo más, como poco hasta final de temporada, y que enganche con la que comenzará en el próximo verano, que de eso no nos vamos a hartar nunca los cordobeses y los cordobesistas. Que eso es como comer caracoles, que si me ponen tres kilos por delante, caen, como les estoy contando.

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