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El lanzador de cuchillos
Libertad. Una nación es un modo de vivir y una cultura; es una forma de vida particular inspirada en la libertad. En la famosa frase que Maquiavelo escribió a su amigo Vettore en una de sus últimas cartas -"Amo a mi patria más que a mi vida"- se podría reemplazar "patria" por "vivere libero" sin que el significado se alterase sustancialmente. La patria es libertad o no es patria.
IZQUIERDA. La izquierda nunca llegó a entender que el sentimiento nacional no es una construcción teórica abstracta, sino una genuina pasión humana. Es cierto que el franquismo hizo de la españolidad una condición demasiado ligada a la dictadura, pero la democracia trajo del brazo una España moderna, no sólo en la política, sino también en las costumbres, en la cultura, en la moral. Felipe fue una excepción, un paréntesis: la izquierda ha transitado del internacionalismo proletario al particularismo identitario, sin pasar por la casilla de salida de la nación liberal.
CONSTITUCIÓN. Como ha observado con su habitual lucidez Cayetana Alvarez de Toledo, la Constitución de 1978 fue, y sigue siendo, la máxima y genuina expresión de esa tercera vía que algunos buscan hoy con ofuscación. Con muchas luces y alguna sombra que cabe inscribir en la necesidad perentoria de garantizar la paz civil, la Constitución es, por encima de todo, un gran pacto de convivencia, concordia y reconciliación. El camino por el que avanzamos juntos los ciudadanos libres, cada uno a su modo y manera, bajo las mismas leyes.
EUROPA. En algo nos hemos equivocado para que Europa mantenga aún una cierta reserva sobre la verdadera transformación política operada en España desde la muerte de Franco. El humillante episodio del catalán errabundo no es más que la confirmación de lo que digo. La pregunta es procedente: ¿por qué parece que a los tribunales europeos les cuesta absolver a nuestro país de su pasado dictatorial?
NACIONALISMOS. El amor a la patria conforma sociedades sanas y plurales. Es exactamente lo contrario del fanatismo identitario, ya sea este periférico o centralista. No busquen -porque no los hallarán- signos de patriotismo en puigdemones ni monasterios.
ESPAÑA. Es un lugar muy triste que ha prohibido los héroes/y ha dejado pudrirse las rosas del escándalo./Siempre he vivido en él. No sé si en otra parte/habrá tantos borrachos y chicas tan espléndidas./Es solo un lugar pobre que ha perdido su alma/sin ganar nada a cambio, un lugar sin futuro,/un puñado de tierra desunido y estéril./Por él daría mi sangre hasta la última gota. (Luis Alberto de Cuenca).
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