Recuerda, Europa

La ciudad y los días

09 de julio 2024 - 03:07

El Nuevo Frente Popular ha ganado sin lograr la mayoría, la coalición de Macron, aun perdiendo casi un centenar de diputados, ha logrado salvar los muebles al quedar en segundo lugar y Renovación Nacional ha perdido, tras haber ganado la primera vuelta, quedando relegada a tercera fuerza. El muro o cordón sanitario de la izquierda ha logrado frenar a la extrema derecha, lo que sin lugar a dudas es una buena noticia. Porque Renovación Nacional es la evolución suavizada o maquillada del Frente Nacional, creada tras la ruptura de Marine Le Pen con su padre para liberarse del peso del negacionismo, antisemitismo, fascismo y petainismo reivindicados por Jean Marie, quien junto a Blas Piñar y Giorgio Almirante formó una especie de tríada neofascista europea presentada como Euroderecha.

Pero esta derrota de la extrema derecha y la victoria de la izquierda es una buena noticia incompleta porque dentro del Nuevo Frente Popular la extrema izquierda de Mélenchon ha superado por mucho a los comunistas, los socialistas y los ecologistas. Luego la noticia completa sería que la extrema izquierda de la Francia Insumisa de Mélenchon, como el partido más votado de la coalición de izquierdas, ha ganado a la extrema derecha de Le Pen. Lo dejó claro el líder insumiso en su intervención del domingo por la tarde en la Plaza de la Batalla de Stalingrado, nombre de lo más apropiado para escenificar la derrota del nazi-fascismo. El problema, sin embargo, es la división dentro del Nuevo Frente Popular y la radical oposición de los socialistas a que Mélenchon sea propuesto como primer ministro.

Como la victoria de los laboristas en el Reino Unido, la derrota de la extrema derecha francesa es una buena noticia para Europa. Pero es mejor a un lado del canal de la Mancha, donde Keir Stamer ha ganado reconduciendo el laborismo al centro izquierda socialdemócrata, que al otro lado, donde el partido más votado dentro de la coalición de izquierdas ha sido el más radical. Europa no debe olvidar los desastres causados cuando se escoró hacia la extrema derecha y la extrema izquierda. Francia no debe olvidar el intento de asalto de la extrema derecha a la Asamblea Nacional en febrero de 1934 que llevó al triunfo del Frente Popular que, pese a sus éxitos sociales, terminó con el retorno de Daladier enfrentado a los comunistas que aplaudían el pacto nazi-soviético. No olvidemos la historia.

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