Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
Alto y claro
Sumar, esa amalgama forzada por Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, no nace precisamente sobrada de credibilidad. Está hecha a base de retales porque en algún sitio tenía que apoyarse la ministra de Trabajo para dar el salto y terminar de fagocitar a un Podemos que ha constituido un enorme fiasco. Miles de personas creyeron en el lejano 2015 que una nueva izquierda alejada de viejos clichés era posible. Pero fue todo lo contrario. Los de Pablo Iglesias repitieron, corregidos y aumentados, la peor herencia de Izquierda Unida y su paso por el Gobierno de coalición ha sido tan malo que ha terminado por anularlos.
El remedio ha sido ese conjunto heterogéneo y mal articulado que va a concurrir con la cara de Yolanda Díaz como bandera en las elecciones de julio. Díaz, como ministra de Trabajo, ha sabido manejarse con habilidad y se ha creado una imagen que ha conquistado simpatías en una franja de desencantados a la izquierda del PSOE. Pero esa habilidad adquirida en el Ministerio no pudo trasladarla a Sumar, que ha nacido con fórceps y tremenda debilidad. De hecho, no ha podido llegar a las elecciones municipales y autonómicas de hace un par de semanas. Necesitaba dar un golpe de credibilidad y que le diera un plus de exposición mediática. Con el veto de la todavía ministra de Igualdad, Irene Montero, conseguía las dos cosas.
El paso de Irene Montero por el Consejo de Ministros se recordará durante mucho tiempo como un ejemplo de insolvencia mantenido en el tiempo. La ley que ha permitido la rebaja de penas a un millar de condenados por abusos sexuales y ha puesto en libertad a un centenar de ellos antes de lo que marcaban sus sentencias ha sido la punta de un iceberg de comportamientos tan sectarios como equivocados. Darle como premio un lugar en las listas electorales hubiera perjudicado la imagen de Yolanda Díaz y habría alejado los votos del sector más consciente del movimiento feminista.
Con el veto gana Díaz y pierde un Podemos al que ya se le puede extender certificado de defunción. La liquidación política de Irene Montero es todo un símbolo de la nueva izquierda que ha llegado. Sumar va a ser un trasunto de la vieja Izquierda Unida. Servirá de muleta al PSOE para formar mayorías alternativas a las que puedan configurar el Partido Popular y Vox. Es el clavo ardiendo al que se agarra Pedro Sánchez para cambiar una realidad que se le puesto muy cuesta arriba.
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