Quizás
Mikel Lejarza
Toulouse
Las dos orillas
Los ricos también lloran y algunos se quedan cojos. La explotación de los futbolistas de elite es intolerable. Se dice que quieren ir a la huelga. Sería una huelga de ricos, pero estaría justificada. La situación del fútbol español (y europeo, en general) es patética, porque tratan a los futbolistas como si fueran mercancía de lujo. En las últimas semanas se han quedado lesionados para toda la temporada futbolistas esenciales para sus clubes, como Rodri (Manchester City), Ter Stegen (Barcelona) y William Carvalho (Betis). Se suman a otros de los principales clubes, que también se habían lesionado de larga duración. Y ausentes para varias semanas hay otros, incluido el madridista Mbappé, el gran fichaje estrella.
Los futbolistas de élite empezaron la Liga española el 15 de agosto, antes que ningún año. Llegaron después de la Eurocopa y los Juegos Olímpicos en verano, en los que por cierto España ganó el título de campeones y la medalla de oro. También se disputó la Copa América. Están jugando, entre la Liga, las selecciones y las competiciones europeas, dos veces todas las semanas. Sin descanso para recuperarse. Varios internacionales españoles se han lesionado.
Al calendario se suman los generosos alargues, que prolongan los partidos hasta cerca de las dos horas. Antes duraban 90 minutos y ahora más de 100. Es verdad que desde la pandemia permiten cinco cambios, pero el número de minutos de competición se ha agrandado. Incluso en agosto, cuando las temperaturas pueden oscilar entre los 30 y los 40 grados.
Por otro lado, la ruina de los clubes españoles les ha obligado a apostar por las canteras y machacar a los chavales. El mayor ejemplo es el FC Barcelona, que sigue reventando futbolistas jóvenes, porque su entrenador, Hansi Flick, apenas hace rotaciones. Marc Bernal, de 17 años, sufrió una rotura de ligamentos que le dejará sin competir todo el año, después de jugar tres partidos en nueve días. Parece cuestión de tiempo que se carguen a Lamine Yamal, sobrado de minutos y de patadas. Antes los entrenadores cuidaban a los canteranos y los encajaban poco a poco en los equipos. Porque un juvenil suele rendir a más del 100%, y no tiene experiencia. En temporadas anteriores ya se cargaron a Gavi y Ansu Fati.
El negocio del fútbol es una vergüenza. Un abuso derivado de las pésimas gestiones de quienes han arruinado a sus clubes y los que exprimen a los jugadores hasta romperlos. A eso llaman fair-play financiero.
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