
Envío
Rafael Sánchez Saus
La quiebra
La gloria de San Agustín
Córdoba/Vaya pedazo de reportaje que se marcaron el otro día en mi Día de la iglesia de San Agustín, pero tela marinera, que vaya gusto y vaya colores para enseñarle a todo el mundo una de las iglesias más bonitas que tenemos, que es una auténtica joya. Que no tiene nada que desmerecer a ninguna, lo tengo muy claro.
Yo he vivido muchos años en el barrio con la iglesia cerrada, pero muchos años, tela marinera, y con su Virgen de las Angustias saliendo de San Pablo, porque de aquí no podía. Así que ya se pueden imaginar lo que es para mí, como para todos los vecinos del barrio, ver así a nuestra iglesia. Todavía recuerdo el lote de llorar que nos pegamos cuando la abrieron de nuevo, que aquello fue una locura, que se me pone la carne de gallina cada vez que lo recuerdo, lo que yo les diga, una cosa. Y es que menuda joya tenemos, una maravilla, que deberían estudiar en todos los colegios del mundo, y creo que me estoy quedando corto.
Hay que reconocer que la han restaurado de maravilla, que no se le puede poner ni un pero, que a elegante y bonita no hay quien le gane. Y esa cofradía, vaya maneras y vaya estilo que tiene cuando sale a las calles, que por eso se junta tanta gente para verla, que no es cualquier cosa. Con San Agustín me pasa como con tantas cosas, que tenemos al lado y no nos damos cuenta, no las valoramos como se merecen. Y claro, es que salgo a la calle y me la encuentro de frente, un día tras otro, y llega un día que ya no le echas cuenta, y eso no puede ser. O no debería ser, y no sé si me estoy explicando.
Y es que al final nos acabamos acostumbrando a todo y hasta llega un día que dejamos de darle valor a las cosas. Que eso no nos pasa solo a los cordobeses, es a todo el mundo, por lo que tengo entendido. Al final nos acabaremos acostumbrando a que el Córdoba gane fuera, después de la que liamos en la primera vuelta, y ganar fuera es más difícil de lo que imaginamos, pero mucho más. Vaya tres puntazos que nos trajimos de Ferrol ayer, pero tela, aunque no fuera el mejor partido.
Pero no miremos arriba, de verdad, vamos a seguir pensando en lo que tenemos que hacer esta temporada que es no pasar apuros, y ya la que viene, ya más asentados, y con más equipo, intentamos algo grande. Hablando de esto, que lo mismo que nos cambian el nombre al estadio, que vaya nombre feo, ya se podían estirar un poquito los dueños en fichar jugadores de nivel gordo, de esos que te ganan los partidos. En fin, que he empezado hablando de mi iglesia y he acabado hablando de mi equipo, que no pueden ser más cordobeses los dos. Gloria bendita.
También te puede interesar
Envío
Rafael Sánchez Saus
La quiebra
La ciudad y los días
Carlos Colón
Se apagó la ilusión de control
La Rayuela
Lola Quero
La España vaciada (de luz)
Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Esto va a ser de la Sevillana
Lo último