En tránsito
Eduardo Jordá
Sobramos
¿Qué eh lo que eh?
Bienaventurado por todo. No sé qué más tiene que pasar. Me refiero, como imaginarán, al señor Pedro Sánchez. Un hombre con suerte, aunque los planes se tuerzan de vez en cuando. También les digo que el nivel político que estamos viviendo es desastroso. Se han cruzado todas las líneas rojas. Ferraz está en un estado de fervor por el gran jefe que ha dejado que la moral y la ética del partido desaparezca. Ya no es una pequeña cosa que suena de vez en cuando en los medios de comunicación. Estamos hablando de la esposa del presidente, del hermano y por último, del caos que va a tener y está teniendo el ‘caso Koldo’ o el ‘caso Aldama’. La declaración de este último es arrolladora. También hay que saber si lo contado es 100 % verdad. Acuérdense del famoso ‘Yonqui del dinero’ con la trama de los populares en Valencia. Contaba según el día. Dicen los compañeros periodistas que están en tribunales, que el abogado de Aldama es de los que pacta “muy bien” con la Fiscalía y que lo que presenta en los juicios está muy bien atado y demostrado. ¿De ahí la libertad tan rápida del amigo de Koldo? Algo raro también hay. Como les decía, es inexplicable que todo esto pase y nadie tome una decisión. La pasividad de los políticos y también de nuestra ciudadanía es asombrosa. Nos hemos acostumbrado a todo y que todo pueda pasar. El eslogan del “bulo, bulo y máquina del fango” sigue siendo su fuerte por excelencia y han conseguido que a los votantes del PSOE les valga e incluso para la oposición. Feijóo está en un mundo en que solo espera a que pasen cosas para reaccionar. No se atreve a adelantarse por su miedo al qué dirá la izquierda. Y ese es el principal problema que tiene Génova. Van siempre tarde o se meten en jardines que no les convienen. Por ejemplo, el lunes pasado el presidente del PP en el congreso de UGT. Lo pasó un poquito mal. De ahí también le viene la suerte a Sánchez, de las metedura de pata de la oposición torpe que hay ahora mismo. Da igual el modo, la suerte se persigue o se hace dictatorial si alguien no hace caso para seguir siendo el máximo. Fíjense el pobre Juan Lobato que por hacer las cosas bien le está cayendo su ‘San Martín’. En definitiva, ser afortunado tiene una rama espiritual pero también hay que buscarla. Esto Sánchez sabe hacerlo a la perfección, y ya saben que hace lo imposible.
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