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Ignacio F. Garmendia
Universidades
Las dos orillas
Es curioso como se ha recibido el resultado de las elecciones de EEUU. Parece que viene el fin del mundo para Andalucía, España y la Humanidad. No se entiende que los americanos votan pensando en EEUU, y no en el resto del mundo, y que por eso ha pasado lo que ya sabemos. Justo lo que no decían las encuestas, que han quedado en ridículo. En Moncloa habían contado otra vez el mismo cuento de “que viene la ultraderecha”. Como si Kamala Harris fuera a ganar por eso. Ha perdido porque Biden ha sido un pésimo presidente y ella una pésima vicepresidenta. Las elecciones se pierden por el bolsillo, cuando vives peor. Y eso es lo que pasado. Por eso, ha ganado Trump.
A Trump le ha bastado con hacer una comparativa: así estaban ustedes en 2021 cuando dejé de ser presidente y así están ahora en 2024. Porque aquí se olvida que Trump ya fue presidente de los EEUU entre 2017 y 2021. Y no se acabó el mundo. Incluso hubo menos guerras. La de Ucrania y la de Israel empezaron con Joe Biden.
En España presentan unos EEUU alejados de la realidad. Se considera al Partido Demócrata como un partido sanchista y a Trump como el jefe de la temible ultraderecha que amenaza a Europa. No es ni lo uno ni lo otro, exactamente. Kamala fue calificada como candidata multiétnica en un país multiétnico. Sin embargo, la clientela tradicional del Partido Demócrata no es sólo de africanos, asiáticos e inmigrantes del Tercer Mundo. Sus bases tradicionales son de católicos y judíos. Y sus inmigrantes más fieles han sido los irlandeses y los italianos. Obama llegó mucho después de Kennedy, y fue como una guinda en el pastel.
Es verdad que el voto republicano suele depender más de los protestantes, y que los electores de raza negra le suelen ser menos afines; pero en esta ocasión Trump ha rascado miles de votos de trabajadores, hispanos, jóvenes y sectores sociales pobres. Todos sus votantes no son tan ricos como Elon Musk. Y no todas las mujeres son abortistas. En este mundo hay un progresismo de tópicos que se comporta como si todavía viviéramos en el siglo XX, y no entienden que se deben actualizar al siglo XXI.
Donald Trump, cuando fue presidente, se entrevistó con Vladimir Putin y hasta con el líder norcoreano Kim Jong-un. Es cierto que favoreció el Brexit y que fue reticente con Europa. No obstante, en EEUU siempre gana el poder, y el presidente se adapta al poder. Así que será lo que tenga que ser. Porque lo que no puede ser es imposible.
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