Editorial
La sanidad y el Presupuesto
Editorial
Por si no tuviera suficientes frentes abiertos en la política interior, Pedro Sánchez también los provoca en el exterior. La decisión del Gobierno de Israel de retirar a su embajadora en Madrid es un hecho grave, que demuestra que la diplomacia española no ha sabido medir su respuesta a la situación que se ha creado en la Franja de Gaza. El problema que ha creado el mandatario español se complica aún más por el hecho de que durante este semestre es presidente de turno de la Unión Europea, por lo que no es exagerado afirmar que Sánchez ha abierto un conflicto de dimensión continental. Hay pocas dudas de que Benjamín Netanyahu está aplicando en Gaza una política de ataques indiscriminados a la población civil que sobrepasa los límites de cualquier acción de legítima defensa y que repugna a cualquier conciencia respetuosa con los derechos humanos. El problema es, como tantas veces en la actuación del presidente del Gobierno español, de medida. Y en diplomacia la medida no es ni mucho menos una cuestión secundaria. El hecho de que la milicia terrorista de Hamas felicitara al presidente Sánchez tras la visita que éste efectuó a la zona de guerra y de la reunión que mantuvo con Netanyahu es la mejor demostración de que tanto el presidente como su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, erraron en el cálculo. Debe de haber pocos precedentes, por no decir ninguno, de que una organización terrorista felicite a un Gobierno democrático. Sentado esto, conviene subrayar que la actuación de Israel merece el rechazo de la comunidad internacional y no sobra que Europa, que es un baluarte de la defensa de la dignidad de las personas en un mundo cada vez más convulso, ejerza la influencia que todavía conserva. España, por su parte, debe dar los pasos diplomáticos adecuados para que, sin que ello suponga aplaudir las actuaciones de Tel Aviv, se recomponga cuanto antes una relación normalizada entre los dos países.
También te puede interesar
Editorial
La sanidad y el Presupuesto
Editorial
En Andalucía el tren no pita
Editorial
Ruina política, ruina moral
Editorial
Estabilidad sin oposición