Granada como símbolo

Granada es ayer y hoy epicentro de la política europea y lugar clave en la geoestrategia mundial. La elección de esta ciudad andaluza para la III Cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE) y la reunión informal de jefes de Estado o de Gobierno de la Unión Europea forma parte de la decisión del Ejecutivo de Pedro Sánchez de distribuir por el mapa nacional las reuniones que se celebran durante el periodo de la Presidencia Española del Consejo de la UE. ¿Por qué Granada es la ciudad escogida para la celebración del hito más importante de todo este semestre? La justificación dada para traer a todos los líderes a una de las ciudades europeas más meridionales, casi a las puertas de la vecina Marruecos, es que este lugar es “un símbolo de convivencia entre distintas culturas durante siglos”. No es solo su historia, también “su actualidad y su futuro”, los elementos que para la Presidencia Española hacen de Granada el “lugar idóneo para seguir avanzando en los valores de la UE”. Se trata de escenificar los elementos comunes del conjunto de Europa; lo que nos une, más allá de lo que nos separa. Y para eso, la ciudad nazarí, judía y cristiana es todo un símbolo. El viejo barrio del Realejo, La Madraza –sede de la primera universidad de Occidente– y, sobre todo, la Alhambra forman parte del patrimonio histórico y los escenarios simbólicos de una serie de reuniones en las que los máximos mandatarios europeos han tenido la oportunidad de avanzar en el futuro de Europa, con su posible ampliación, como ha reiterado en los últimos días el presidente del Consejo, Charles Michel. La presencia del presidente de Ucrania Volodimir Zelenski, llegado a Granada como es habitual en él sin aviso previo, ha subrayado la importancia que la cita de Granada ha tenido en una situación europea que se caracteriza por la complejidad de los retos a los que tiene que hacer frente.