La imagen de la Policía está en juego

Editorial

A estas alturas no se entiende que los agentes patrullen las calles sin la formación necesaria y sin los medios para afrontar los casos más extremos

23 de junio 2023 - 00:00

El Gobierno que salga de las urnas el próximo 23 de julio –y en particular su Ministerio de Interior– no podrá seguir mirando hacia otro lado tras el triste suceso acontecido en Andújar en días pasados, donde un agente de la Policía Nacional mató accidentalmente a su compañero y también acabó con la vida de su agresor, que estaba provocando un grave altercado armado con un cuchillo y un martillo. Parece obvio que la mala suerte jugó en contra de los policías, pero las imágenes dejaron a las claras la imperiosa necesidad de actualizar el plan de formación de los agentes, que se remonta a los años 80, sobre todo en lo que se refiere al correcto uso de las armas de fuego. El protocolo para unificar criterios y técnicas a la hora de enfrentarse a las situaciones más peligrosas está bien definido y lo conocen los policías a la perfección. Hasta aquí la teoría, pero de nada sirve conocerla a fondo cuando la propia Policía admite que es “materialmente imposible” que los agentes realicen las prácticas de tiro cada tres meses, a pesar de que estén obligados a ello. Esto se lo tendrían que hacer mirar los agentes por lo mucho que les va en ello y la propia Dirección de la Policía Nacional.

Las dudas que asaltaron al policía al desenfundar su pistola vinieron provocadas por los farragosos e inciertos procesos judiciales a los que se someten los agentes cuando se ven obligados a emplear las armas de fuego y, en segundo lugar, por la falta de entrenamiento. Las imágenes pusieron de manifiesto que los policías cometieron varios errores. Y, a estas alturas, no se entiende que patrullen las calles sin la destreza necesaria y sin contar con los elementos básicos para realizar su labor. Resulta inadmisible que los policías afronten su trabajo sin todos los medios a su alcance, empezando por las pistolas eléctricas para reducir a los agresores sin usar armas de fuego. Lo sucedido tiene poco remedio. Pero de nada servirá si no se aprende la lección para evitar nuevas desgracias.

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