Dos vías diferentes de inmigración

Editorial

28 de agosto 2024 - 03:07

España está haciendo frente este verano a dos oleadas migratorias de distinto origen y que, por tanto, deberían contar con tratamientos distintos. Los intentos de entradas masivas en la ciudad de Ceuta, protagonizados por muchos menores, se deben o al desinterés del Gobierno marroquí o, como en otras ocasiones, a su voluntad de presionar a España con la llave de la inmigración. A pesar de que el Gobierno de Pedro Sánchez ha cedido ante Marruecos en muchas de sus peticiones –la más importante, la del Sahara–, sus autoridades están dejando que la presión aumente sobre la ciudad de Ceuta, cuya capacidad para albergar a menores está sobrepasada. Ayer se consumió el presupuesto que su gobierno tiene para todo 2024 para atender a menores. Corresponde al Ministerio de Asuntos Exteriores solventar este problema con un socio estratégico y prioritario. La vía canaria es más compleja. Pedro Sánchez visitará estos días Gambia, por primera vez; Senegal, y Mauritania, donde ya estuvo en febrero pasado. El auge de esta ruta de migración, que es la más peligrosa de todas, está relacionado con los logros conseguidos por Italia en Túnez y, en menor medida, en Libia. Malí vive desde hace meses una guerra entre tuaregs y yihadistas contra el Ejército nacional y los mercenarios de Wagner, que ha desplazado a 13 millones de malienses por distintos países africanos. Sólo algunos de ellos intentan pasar a Europa por las Canarias, ya que Túnez y Libia han taponado sus fronteras. Esta es una dinámica propia de la migración africana, busca salidas alternativas en función de la presión desplegada. Mauritania, donde el Gobierno español está invirtiendo 300 millones de euros y la Unión Europea 210 millones, es incapaz de frenar esta llegada, así como las salidas de sus propios nacionales. Mauritanos y malienses suman el grueso de las 340 embarcaciones llegadas a Canarias en lo que va de año, un 80,9% más que en 2023.

stats