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Por más que una mentira se repita mucho, no se convierte en verdad. Eso lo sabe el PP de Andalucía y lo sabe Moreno Bonilla, con su gran mentira del “robo de los 680 millones de euros de los ERE”.
Nunca ha existido un robo de esa cantidad, ni de ninguna otra. Pero lo han repetido sin parar, siguen y seguirán haciéndolo, intentando que quede en el imaginario colectivo de los andaluces.
En el último pleno del Parlamento de Andalucía una joven diputada llegó a afirmar en la tribuna, literalmente, que “los socialistas se han gastado 680 millones en drogas, fiestas y prostíbulos”.
Más allá de la grosera boutade, es más que evidente que el PP andaluz está “hiperventilando”, al ver cómo las distintas sentencias del Tribunal Constitucional están dejando en evidencia su gran mentira y tremendo montaje político de los últimos años.
Y es que el PP siempre supo que su afirmación de que había habido un fraude de 680 millones de euros auspiciado por los gobiernos de la Junta de Andalucía era absolutamente falsa. Tres hechos acreditan inequívocamente lo que escribo.
El primero, es que el Parlamento de Andalucía aprobaba año a año en la Ley de Presupuestos la famosa partida 31L destinada a las ayudas sociolaborales y que el grupo parlamentario popular lógicamente conocía e incluso enmendaba.
El segundo es que en 2012 la Cámara de Cuentas de Andalucía aprobó el Informe de fiscalización de las ayudas sociolaborales de los ejercicios 2001-2010. Este informe dejó meridianamente claro que en ningún caso había existido un fraude de 680 millones. Esa cantidad era el importe total de las ayudas sociolaborales presupuestado durante esos 10 años, pero en su inmensa mayoría había sido correctamente empleada.
También se constató en ese informe que, de los 6.400 trabajadores beneficiarios de las ayudas, sólo 126 no habrían tenido derecho a las mismas. Que no debió haber ninguno, sin duda. Pero 71 intrusos en 10 años no es ese gran fraude de 680 millones del que habla el PP y que nunca existió.
Finalmente, este informe constató que a fecha 4 de mayo de 2012, el Gobierno del presidente Griñán ya había iniciado 189 procedimientos de revisión de oficio de ayudas a empresas, habiéndose reclamado en ese momento casi 74 millones de euros. No hubo pues ninguna trama auspiciada desde el Gobierno de la Junta para defraudar, sino un Gobierno socialista que empezó la reclamación de los fondos que hubiesen podido haber sido mal empleados.
La actual viceconsejera de Economía del Partido Popular era consejera de la Cámara de Cuentas en aquel momento y no cuestionó estas cifras en el voto particular que emitió.
Finalmente, el tercer hecho que demuestra que el PP fue consciente desde el principio de su gran mentira y montaje, fue la convalidación del Decreto 4/2012. Este Decreto vino a poner fin al sistema de ayudas sociolaborales y determinó cuáles eran los compromisos de pago que la Junta tendría que seguir atendiendo en los siguientes años.
Uno podría pensar que si el PP calificaba los ERE como un gran robo de 680 millones de euros, se opondría a que la Junta de Andalucía siguiese asumiendo el pago de las ayudas que quedaban pendientes.
Pues no, el Partido Popular no se opuso porque era plenamente consciente de que la inmensa mayoría de las ayudas concedidas a los trabajadores eran correctas. Hasta el punto de que hoy el Gobierno del Sr. Moreno Bonilla sigue pagando las últimas de aquellas ayudas: 65 millones de euros se han pagado en los 5 años de su Gobierno.
El PP siempre supo que ese fraude de 680 millones de euros nunca existió. Pero pusieron en marcha esa gran mentira y seguirán utilizándola, porque fue el elemento sobre el que sustentaron la derrota de los gobiernos socialistas de la Junta, a los que no conseguían vencer en las urnas.
El afán por conseguir el poder en Andalucía a cualquier precio llevó al PP a acusar y pedir penas de prisión a personas que conocían y que sabían que eran honestas y que no eran corruptas.
No sé si al Sr. Moreno Bonilla le habrá merecido la pena y si dormirá bien. Pero los andaluces empiezan a saber de lo que es capaz el PP con tal de llegar al poder.
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