La tribuna
Una cooperación de familia
La tribuna
Marzo es un mes muy esperado por todos en nuestra ciudad. Para empezar, es la fecha en la que arranca la primavera, sin duda la estación más cordobesa de todas por una infinidad de razones. Depende del año, también es una fecha en la que celebramos la Semana Santa. De hecho, en 2023 cerraremos marzo con el Viernes de Dolores, el día en el que se abre oficialmente esta festividad. Pero hay una fecha más que cada día adquiere una mayor importancia. Me refiero al Día Mundial del Agua, una efeméride que conmemoramos cada 22 de marzo en todos los rincones del planeta y que, como no podía ser de otra manera, tiene un enorme protagonismo en el calendario de Emacsa.
En esta jornada debemos hablar sí o sí de agua, uno de los recursos más preciados y necesarios que hay y del que poco nos acordamos salvo cuando empieza a escasear. Es más, soy partidario de que debería haber 365 días mundiales del agua al año con objeto de concienciar a diario en que hay que cuidarla tanto para el ser humano como para el resto de seres vivos en general. No me cansaré nunca de decir que el agua es sinónimo de riqueza, desarrollo y futuro. Si no la hubiera tendríamos que hablar de todo lo contrario, es decir de pobreza y freno al desarrollo.
Este año, desde Emacsa lanzamos una campaña muy gráfica explícita que, bajo el título ¿Qué harás cuando no puedas llenar tu vaso?, refleja las nefastas consecuencias de un mundo sin agua. Para empezar, no tendríamos para beber. Afortunadamente, en Córdoba, gracias a la capacidad de los embalses y la gestión de Emacsa, tenemos garantizado el abastecimiento para los próximos dos años, pero no debemos bajar la guardia y estar preparados a todos los niveles para afrontar situaciones de sequías como la que venimos padeciendo desde el pasado ejercicio y que tanto daño está haciendo al sector agrario.
He leído recientemente que expertos en desertificación aseguran que el consumo sobredimensionado de agua puede provocar la desertificación de España y que este proceso ya está avanzando en una parte de la península. Es cierto que quienes gestionamos el agua tenemos mucho que hacer para evitar llegar a este extremo, pero es el ciudadano que tiene que saber que no puede derrochar agua, y lo hace tal vez porque, al verla salir del grifo o apilada en los supermercados, no es consciente de que puede quedarse sin ella.
Necesitamos que llueva, eso es cierto, pero también necesitamos ahora más que nunca que todos rememos en la misma dirección para no vernos abocados a una realidad que ya sufren en muchas partes del mundo. De hecho, hay países en los que, en ocasiones, recorren hasta 50 kilómetros para cargar de vuelta a su aldea con agua potable para el resto de la familia. El informe Mundial sobre el Desarrollo de Recursos Hídricos apunta que 2.200 millones de personas en el mundo no tienen acceso a servicios seguros de agua potable.
También te puede interesar
La tribuna
Una cooperación de familia
La tribuna
La guerra de las portañuelas
La tribuna
De la incertidumbre a la esperanza
La tribuna
El Gran Diluvio y nosotros
Lo último
Encuentro de la Fundación Cajasol
Las Jornadas Cervantinas acercan el lado más desconocido de Cervantes en Castro del Río (Córdoba)