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Las consideraciones expuestas en el anterior artículo hacían referencia a las medidas de contención para minorar los daños económicos y sociales de la crisis, pero hacia el futuro será necesario también una estrategia de recuperación. Los gobiernos van a recibir una elevada presión de múltiples sectores económicos para que las medidas de contención se prolonguen en forma de medidas de recuperación de empresas y sectores que estiman "estratégicos", así como en programas de inversión en obra pública. Su oportunidad y viabilidad financiera será discutible, y dependerá de decisiones de las instituciones europeas. Por ello, aquí voy a referirme a las posibilidades y oportunidad de una política de recuperación para Andalucía.
La Junta de Andalucía es una administración fundamentalmente prestadora de servicios y, aunque está colaborando en evitar el cierre de empresas y en mantener la cohesión social, sus recursos financieros son muy limitados para acompañar las medidas de contención del Gobierno de la nación. Sin embargo, el Gobierno regional es el principal protagonista de las políticas de fomento económico, por su cercanía al tejido productivo y la disposición de una variada gama de instrumentos de políticas de oferta, desde la capacidad reguladora a la interacción con las empresas para mejorar sus capacidades productivas. En la coyuntura actual se encuentra ante una oportunidad singular para contribuir a una recuperación económica que favorezca el tan ansiado cambio hacia un nuevo modelo productivo, que diversifique nuestra economía hacia actividades más basadas en el conocimiento, la innovación y las tecnologías, sustentadas en recursos humanos cualificados y con empleos estables y mejor retribuidos, más abiertas a la competencia internacional, soportadas por empresas bien dimensionadas y con un fuerte enraizamiento social, patrimonial y productivo.
Una oportunidad singular porque, como la experiencia histórica pone de manifiesto, es en los momentos de crisis cuando, acuciados por la necesidad e impulsados por la inteligencia y la voluntad, se producen los cambios económicos y sociales más trascendentales para el futuro de los pueblos. Y es también una oportunidad porque, como es ampliamente compartido por muchos analistas, el mundo será distinto tras la pandemia. Probablemente no será un cambio tan radical como algunos predicen, pero es previsible que se produzcan modificaciones en las preferencias y hábitos sociales, nuevas normas, innovaciones tecnológicas y alteraciones en el orden internacional que determinarán cambios en la estructura de la demanda, lo que se concretará en aumentos del gasto en determinados bienes y servicios, mientras que en otros se reduce o incluso desaparece. Estos cambios en la demanda requerirán cambios en la oferta. En consecuencia, las economías y las empresas que se anticipen a esos cambios gozarán de ventajas competitivas.
Por ello, la política de fomento económico regional debería concentrar sus esfuerzos en facilitar y estimular estos cambios productivos como estrategia central de la recuperación. Una estrategia en la que los protagonistas fundamentales serán los empresarios, los emprendedores e investigadores insertos en la realidad de los mercados y de los cambios tecnológicos y que, en consecuencia, son los que detectarán las nuevas tendencias de la demanda, las posibilidades tecnológicas y productivas y los huecos de mercado. Con ellos ha de colaborar la Junta de Andalucía, por ser la administración más cercana al tejido productivo y porque tiene capacidades para desarrollar una política de oferta que incentive las iniciativas empresariales minimizando las restricciones administrativas, facilitando el cumplimiento de las obligaciones fiscales, proveyendo infraestructura convencional y tecnológica, colaborando en el acceso a los mercados y financiando la innovación tecnológica y otras externalidades positivas para el sistema productivo.
Para una política de esta naturaleza la Junta dispone de una amplia red de profesionales en todo el territorio, además de la Agencia IDEA, Extenda y del concurso de otras instituciones públicas o semipúblicas que pueden concentrar su actividad en esta estrategia, aunque sea en detrimento de otras tareas prescindibles en estos momentos. Sería conveniente que un departamento de la Junta de Andalucía liderase la estrategia precisando los objetivos, medios, instrumentos, responsabilidades y procedimientos, para invitar posteriormente a las empresas, emprendedores, universidades, escuelas de negocio, organizaciones empresariales y parques tecnológicos a presentar proyectos empresariales, que serían seleccionados en función de su adecuación con los objetivos perseguidos, su viabilidad empresarial y la pertinencia de la colaboración pública. La propia convocatoria de las propuestas sería una parte significativa del programa de recuperación, pues la imagen y publicitación de la estrategia sería en sí misma un incentivo social para el emprendimiento, la innovación y el cambio hacia un nuevo modelo productivo.
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