Primavera y eléctrica

La tribuna

11512927 2025-03-23
Primavera y eléctrica

23 de marzo 2025 - 03:10

Es la protagonista de un millón de canciones, poemas, cuadros y películas. Nos seduce por todo lo que representa, por todo lo que supone. Y por la memoria. Con frecuencia nos quedamos con la metáfora. A todos nos encanta, salvo aquellos alérgicos extremos que la padecen. Claro, toca hablar de la primavera. Por fecha, me temo, porque por temperatura, y también por luz, seguimos instalados en el invierno. Y qué mal lo estamos llevando. En estas situaciones, siempre me pregunto que sería de nosotros si fuéramos noruegos.

Lo pasamos fatal cuando el sol desaparece de nuestro decorado. Lo pasamos fatal cuando llueve durante dos semanas. Lo pasamos fatal cuando el invierno es invierno. No somos de invierno, la verdad. Porque nos gustan los inviernos primaverales, lo mismo que nos gustan las primaveras veraniegas. Puede que pequemos de ansiedad, de impaciencia, y que nos guste lo que habrá de venir, lo que viene después, y no saboreamos, como debiéramos, lo que tenemos. El presente. Es cierto que está lloviendo, y con abundancia, durante los últimos días. Hablemos de semanas, y pronto lo haremos de todo un mes. Ahora no nos acordamos de tantos días seguidos de lluvia, pero seguro que ya lo hemos vivido, y en más de una ocasión. Como tampoco recordamos los días más calurosos del verano. Cada año aseguramos que hemos padecido el día más caluroso, sin recordar el del verano anterior.

Lo curioso es que lo normal es que llueva en primavera, y que lo haga de una forma alocada. Que las nubes irrumpan tras unas horas de sol, casi de repente. Es normal que suceda, aunque no lo recordemos. Aunque yo tengo la sensación de que este mes de marzo ha llovido como nunca, hasta convertirse en una rutina. Son ya muchos, y continuados, los días grises, brumosos, lluviosos. Pocas veces hemos visto el Guadalquivir de ese modo, como un demonio de barro, amenazante incluso, violento en su curso.

Escogieron el 21 de marzo, la entrada de la primavera, para celebrar el Día de la Poesía. Supongo que de todos los días que nos ofrece un año, tal vez sea el más apropiado. Pero no se quede en lo cursi, en el ripio de poema grotesco. Piense en el fulgor, en el florecimiento, en el resurgir. También piense en los gusanos de seda. Esa metáfora que esconden. Un año me dejé los huevos de los gusanos dentro de una caja, en el altillo del armario empotrado. Y me olvidé de ellos hasta que mis amigos me dijeron que ya tenían sus nuevos gusanos de seda. Entonces corrí hasta ese armario empotrado y subiéndome en una silla alcancé el altillo.

Como si se tratara de una secuencia de una película basada en una novela de Stephen King, nada más levantar la tapa de aquella caja de zapatos me topé con miles de diminutos gusanos de seda moviéndose eléctricamente. Todo el barrio tuvo esa primavera gusanos de seda, gratis (porque había que pagar por ellos), a cambio de que me suministraran hojas de morera. Los gusanos de seda siempre me han trasladado a la primavera y a la infancia. Los veía comer y comer, me encantaba cubrirlos con las hojas y verlos devorarlas con esa hambruna permanente. Y me fascinaba el ritual de la vaina que tejían con tanto esmero. Ya sin comer.

Las primaveras efervescentes de las barriladas universitarias. Aquellos días interminables, con la nueva luz y las emociones a flor de piel. Recuerdo pasar por ese puente que ahora parece querer arrancar este río frenético y enloquecido que nos ha traído la lluvia. Seguramente tardamos en relacionar a la primavera con la poesía, que se trate de una asociación de madurez. En la juventud se protagonizan los poemas, para escribirlos después, cuando llega la calma, o el hastío. Siempre trae la primavera una sensación de renovación que no podemos obviar. Algo nuevo, o algo que se transforma. Seguramente todos soñamos con la transformación, con cambiar o eliminar esa parte que no nos gusta de la vida, de las relaciones, de nosotros mismos. Como esos gusanos de seda, en constante cambio, que yo siempre asocio a la primavera. Electricidad y emoción, y algún que otro poema.

stats