Salvador Gutiérrez Solís

Los retos del 24

La tribuna

Los retos del 24
Los retos del 24

07 de enero 2024 - 00:30

Me duelen los dedos cada vez que pulso una tecla. Me he comido tanto las uñas, como consecuencia de la ansiedad que me genera intentar dejar de fumar, que cada nuevo golpeo es un infierno. Sí, quiero dejar de fumar este año, igual que ya lo dejé con anterioridad. Siempre fracasé, a pesar del tiempo que llegué a estar sin fumar. Seis años, la última vez. Sí, seis años, y me merezco todos los calificativos que se le pasen por la cabeza. Pero es que vivir es convivir con los fracasos. Y sí, soy de esos que plantea y pone retos por el nuevo año.

Propósitos y enmiendas, los podríamos llamar. A dejar el tabaco, añado aumentar el ejercicio, y eso supone regresar al gimnasio. Con pagar la cuota mensual escrupulosamente no basta. No logramos el efecto deseado. En esto me adelanté, regresé a la cinta y a las bicicletas antes de que finalizara 2023. Puede que fuera para tomar impulso. O puede que fuera por acostumbrarse a las dinámicas y a los olores. Tras las fiestas, el olor en el gimnasio es bastante peculiar, y característico. También reducir peso, al menos cuatro kilos. Cinco sería lo ideal, pero no me veo con capacidad. Dejar de fumar y adelgazar como que no es compatible. En cuanto a lo físico, a lo corpóreo, no me planteo más retos para este 2024. Si cumplo con estos tres me puedo dar por más que satisfecho. Más retos, menos físicos.

Poder mirar a los ojos de mis hijos sin sentir que algo me pincha en las tripas. Y aguantar esa mirada, directamente. Poder dormir por la noche, ya sea a pierna suelta o a regañadientes, pero sin la sensación de haberle jodido la vida a alguien, deber menos de lo que puedo dar o pagar y sin haber dejado a nadie en la estacada. Que nadie me pueda decir: me has fallado. Cumplidos estos retos con salud sería más que suficiente, no habría que pedir mucho más. Pero ya puestos, sigamos escribiendo la lista.

Sonreír, yo y todos. Hay que sonreír más, mucho más, y reír, hasta que nos duela el vientre. Todo lo que podamos, sin límite ni control. Es muy sano reír. En todos los sentidos. Física y mentalmente. Necesario. Aprender a reírnos de nosotros mismos, a no tomarnos excesivamente en serio. Aunque esta vida tiene su parte seria. Y también y jodida y dolorosa. Eso nunca lo olvidemos, porque olvidarlo conduce al abismo. A la no realidad.

Me gustaría en este 2024, mucho, ser más paciente, y también constante. Que yo creo que una y otra cosa van de la mano. No funcionar a golpe de instinto, tener y crear un hábito. Disciplina. Mejor hábito. Y no dejarme devorar por la impaciencia. Esa electricidad que se me cuela y me conduce, me maneja. Me manipula. En este 2024 quiero aprender a decir la palabra no, que tanto cuesta y que tanto nos puede perjudicar, si no somos capaces de pronunciarla, en el momento adecuado. No por dignidad, no por creer en lo que hago. No, porque vivo de mi trabajo y el trabajo no se regala. Me costará, pero he de lograrlo. También me he propuesto, aunque solo sea una línea, escribir todos los días. Escribir ficción quiero decir, para ser más preciso. La imaginación, la creatividad, es un músculo de necesita de acción, de estiramientos, de ejercicio, y yo quiero ejercitarlo cada día. Aunque sea un poco cada día, lo que sea.

Y por encima de todo, querer y ser querido. Que siempre será mi primer reto, mi gran objetivo. Querer más, con todo el pecho, abierto en canal, taquicardia. Todo lo demás es humo, serrín, polvo, muy poco. Todo lo demás es demasiado poco. Querer y ser querido que también es la mejor vacuna contra la soberbia, el ego desmedido, la vanidad, el autobombo y el egoísmo. Quien quiere sin limitaciones, no puede ser egoísta. Y qué cosa la soberbia. Qué estigma para quien lo padece, y qué cruz para quien lo soporta. La soberbia, ese disfraz del mediocre. Qué cosas. También le pido a este año fuerza, para seguir intentándolo en todos y cada uno de los proyectos en los que me implique. Sin tener en cuenta el tiempo, el esfuerzo, todo lo que suponen. Con la ilusión y el entusiasmo de las primeras veces. Como si fuera la primera vez. Es un buen reto, ahora lo pienso: hacer todo como si fuera la primera vez. O con el sentimiento y la ilusión de la primera vez (y con la experiencia actual, podríamos puntualizar). Que tenga este 2024 ese sabor y esa emoción, de las primeras veces. Qué bonito sería este año.

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