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Montilla/La Fiesta de la Vendimia Montilla-Moriles 2024 quedará para la historia particular de esta festividad identitaria para los vinos de la comarca y para quienes los hacen posibles, como una edición de fuerte aroma a cultura –a teatro y artes escénicas, en particular—, gracias a la impronta legada en el pregón ofrecido por Juan Carlos Rubio.
Este acto de apertura de la Fiesta de la Vendimia, santo y seña institucional cada año de la agenda enoturística de Montilla en septiembre, ha reunido en el peculiar patio de las Bodegas Pérez Barquero a una nutrida representación del mundo que rodea a diario los vinos Montilla-Moriles ante la convocatoria compartida del Ayuntamiento montillano, la Hermandad del Señor de la Santa Cena y Nuestra Señora de las Viñas y el Consejo Regulador de la Denominación de Origen.
La protocolaria llegada de los vendimiadores mayores y su corte de honor, seguida de la entrada en escena de los integrantes de la Cofradía de la Viña y el Vino, capataces de honor salientes, precedieron esta vez las palabras de salutación de la fiesta. Presentado por el periodista montillano Juan Pablo Bellido, pronto el pregonero quiso hacer de su intervención de homenaje a los vinos de su tierra un guion campechano, divertido, que nació en su arranque desde el “síndrome del impostor” de quien se preguntaba por los méritos que le han llevado a ser pregonero.
Pero fue la caricia de una copa de vino, tras la llamada de ofrecimiento del alcalde, Rafael Llamas, contó el dramaturgo, la que lo invitó a buscar los paralelismos entre el vino y el libreto teatral. Y así fue como recordó a poetas griegos, presentes en los inicios del teatro, como grandes elogiadores también de estos frutos de la tierra.
Y sin apenas tiempo para apreciarlo el espectador, pronto el dramaturgo montillano cambió de escena para representarse en el Madrid de la década de los 70, a donde llegaba su familia en busca de futuro como tantos emigrantes del sur. Situó en ese momento su homenaje a los taberneros y las taberneras, su padre y su tío Carlos lo fueron, en míticas estancias del vino de Montilla como el Bar Parada o la Incubadora del Paseo de las Mercedes.
“¿Quiénes son, desde su púlpito, los que ofician este sacramento terrenal?”, se preguntó Juan Carlos en alusión a los taberneros, dispuestos a “acompañar sin descanso a los feligreses que visitaban la taberna” para ofrecerles ese vino que ayudaba a “combatir las penas, celebrar las dichas, alegrar las conversaciones”. Al final, las dudas del principio del pregón desaparecieron y se presentaba ante su público, con su pizca de cachondeo –“no entiendo la vida sin humor”— como un entendido en vinos “desde el vino joven, con recuerdos de vendimia, al Pedro Ximénez, el vino cordobés por excelencia”.
Completó el abrazo de Montilla, y sus vinos, al dramaturgo con la entrega, previa lectura del ripio honorífico, de las llaves simbólicas que lo proclaman, hasta la próxima cosecha, como Capataz de Honor, distinción que recogía de las manos de la Cofradía de la Viña y la Vino, representada en la palabra desde el atril en las intervenciones de José Antonio Cerezo y Carmen Calvo, presidenta del Consejo de Estado, quienes glosaron este último año de andadura de la entidad en defensa de los vinos Montilla-Moriles.
El capítulo de nombramientos continuó con las condecoraciones, a propuesta del Consejo Regulador, de Capataz de Campo a Manuel Alférez, agricultor vinculado a la Cooperativa La Unión, y de Capataz de Bodega a José Luis Delgado, en representación de Bodegas Delgado de Puente Genil en su 150 aniversario fundacional.
Rafael Llamas, alcalde de Montilla, fue el encargado de poner el broche final a la apertura oficial de la 69ª Fiesta de la Vendimia Montilla-Moriles. Dedicó palabras de elogio y agradecimiento al pregonero y Capataz de Honor. “Nuestra ciudad muestra su orgullo por incorporar a Juan Carlos Rubio entre las personalidades que de manera relevante han aceptado ser representantes de lo mejor de Montilla”, afirmó.
El primer edil se mostró seguro que, “sin duda, tu condición de dramaturgo será una extraordinaria plataforma desde la que ejercer tu nuevo cargo de embajador, por España y el mundo, de los vinos enmarcados en la Denominación de Origen Protegida Montilla-Moriles y, por su puesto, de la Montilla que todos compartimos”.
Levantando la mirada, Llamas recordó que el origen de la Fiesta de la Vendimia no es otro que “rendir el más merecido homenaje y agradecimiento a todas esas personas, la gran mayoría anónimas, que, con su trabajo en las viñas, en los lagares y las bodegas hacen posible lo que hoy estamos celebrando”, representadas en parte por los capataces de campo y bodega “con ejemplares trayectorias profesionales”.
Para terminar, el alcalde invitó a “levantar las copas para brindar por nuestras gentes, por nuestras viñas, por nuestros lagares y nuestras bodegas. Brindemos por la cultura”, apostilló dando pasó así al programa de actividades y eventos de la Fiesta de la Vendimia, que se concentra en el barrio del Gran Capitán hasta el domingo.
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